miércoles, 3 de junio de 2015

Mundial Sub-20: André Silva, el sueño esperanzador de Portugal

André Silva, con la selección de Portugal / UEFA
Veinte segundos. Ese fue el tiempo que necesitó André Silva (6 de noviembre de 1995) en el debut de Portugal en Nueva Zelanda para demostrar que está hecho de otra pasta. Desde Pauleta, los lusos echan de menos un delantero nato con gol, una especie que parece en extinción en el país vecino. Sin éxito, Nuno Gomes, Hélder Postiga, Liedson o Hugo Almeida han intentado cubrir ese hueco, por no mencionar el descalabro del pasado Mundial en Brasil con el extravagante y descoordinado Éder como apagafuegos, cuya puesta en escena clamó al cielo. 

Cierto es que desde entonces ha emergido también la figura de Cristiano Ronaldo, una bendición para los lusos, un goleador nato en sus últimos años, pero que nace desde la banda y que necesita a ese matador dentro del área para sentirse aún más cómodo. La solución viene en camino, va quemando etapas, cociéndose a fuego lento y devorando rivales, llamando a la puerta de los más grandes a base de goles y no goles, porque André Silva es un delantero mucho más completo de lo que pueda parecer. No es sólo un hombre que mete la pelota en la red.

Referentes ha tenido, pues el Oporto fichó a este chico cuando aún tenía 14 años para sus categorías inferiores mientras en el primer equipo una bestia como Radamel Falcao daba cursos adelantados cada noche en Do Dragao de cómo ser el mejor delantero del mundo. También hace allí goles Jackson Martínez, otro cafetero que cierra paso a un Aboubakar que cuenta sus participaciones en la Liga por goles. Aunque, puestos a nombrar delanteros del Oporto, quizás es justo hablar de uno aún más veterano y que se asemeja mejor al juego de nuestro protagonista, como es Lisandro López.

Debutaba hace unos días Portugal ante Senegal en el Mundial Sub20 con todas las miradas puestas en Gelson Martins, extremo de la fábrica del Sporting de Lisboa, el jugador más importante y desequilibrante de esta selección. Y mientras los objetivos estaban puestos en esa banda derecha, en la otra, la izquierda, André Silva (saliendo del área, una de sus mejores cualidades) bajaba un balón con nieve a los 20 segundos de partido, se daba la vuelta entre tres adversarios y metía un pase entre líneas para que Gelson, desde atrás, arrancara la moto y pusiera el primero antes del medio minuto de juego. La mayoría de jugadores aún no había tenido tiempo de moverse de su posición. Un destello. Pide un deseo.

Sólo llevaba tres minutos y ya había dado un gol y creado otras dos ocasiones para ello. Quizás pecó de no ser egoísta y en ese intento de agradar a la estrella Gelson se olvidó que él era el delantero. Esa es otra de sus virtudes, pasar la pelota cuando toca, no ser nada egoísta de cara a la portería. Un arma de doble filo, porque los delanteros siempre han de tener un punto de individualistas dentro del área, ese hambre de gol. No tiene ningún problema en bajar al barro para trabajar por el equipo sin conseguir la gloria personal.

Silva, con el Oporto / FCP
Silva, a sus 19 años, maneja los registros de los mejores delanteros. Puede que no sea un 10 en nada, pero es un notable en todo. Como pivote juega a las mil maravillas, algo que le permite su potente carrocería, recibe de espalda y es capaz de aguantar la pelota, jugar de cara o dejar de primeras con la cabeza. Es tosco, no se da la vuelta rápido cual gambetero argentino, pero es muy potente y es común verle haciendo cabalgadas desde el centro del campo o desde la banda, donde le encanta caer. Es buen regateador en el uno contra uno y tiene un disparo lejano fuerte. Fija de maravilla a los centrales y permite que lleguen jugadores en segunda línea. No se le caen los anillos por bajar 10 metros para crear un espacio pese a saber que no va a recibir la pelota y le encanta que le doblen para tirar una pared. Huele sangre, no deja rebote vivo cerca y no suele errar cuando remata de primeras. Es el jugador perfecto para Portugal, criado y creado en base a una ideología de juego que, si sigue su curso, tendrá sus buenos frutos en un futuro no muy lejano. Engatilla fácil de primeras o tras un acomodado control si tiene la posibilidad dentro del área y su calidad en el remate de cabeza, midiendo los tiempos e imprimiendo la fuerza oportuna, hace que sea un peligro aéreo.

Y es que Silva debutó sólo con 16 años con la Selección Sub19 (donde ha marcado 16 goles en 24 partidos), con la que el pasado verano se proclamó subcampeón de Europa ganando la Bota de Plata del torneo y asombrando a todos en el partido contra Hungría en el que marcó 4 tantos, uno de cada color: empujando el primero a placer, rematando de cabeza el segundo, haciéndose con un rebote en el tercero y adelantándose a sus rivales para cerrar la cuenta en el cuarto. Se saltó de golpe tres categorías y ya no ha dado pasos en falso, sobre todo defendiendo los colores nacionales, donde su nivel incluso aumenta. Es el delantero titular del Oporto B, que juega en la segunda categoría del fútbol portugués, donde debutó con 17 años y no necesitó más que dos partidos para ver puerta como profesional.

Desde entonces, ha logrado 14 goles en temporada y media, una cifra algo baja si no se tiene en cuenta la dificultad que le supone al equipo luso mantenerse en la segunda división sólo con jugadores prometedores Dio el salto al segundo equipo tras lograr 28 goles en 31 partidos con el Oporto Sub19, donde jugaba con chicos dos años mayores que él y equipo en el que no era delantero centro, pues Gonçalo Paciencia, un delantero algo mayor y sin movilidad, le relegaba a la banda, donde André Silva pudo explotar su velocidad y potencia.  El Chelsea y el Arsenal ya han puesto sus miras en él y el pasado octubre preguntaron por sus servicios, pues el chico acababa contrato a finales de este mes, pero al final acabó desechando las ofertas extranjeras para poner su rúbrica en un nuevo contrato con el conjunto portugués. Sueña con marcar en Do Dragao con los mayores.


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