sábado, 6 de febrero de 2016

China, EEUU, el fútbol y el dinero

Jackson Martínez, flamante fichaje del fútbol chino / GUANGZHOU
"Dentro de unos años, nos vamos a tomar menos a risa lo de China", me dijeron hace no mucho. Y pensándolo bien, es una afirmación tan terrible como cierta. Estados Unidos y China se han propuesto dominar el fútbol a largo plazo. No tiene comparación alguna con las propuestas del fútbol catarí, donde jeques ricos utilizaban el fútbol como hobby en el que gastar sus millonadas, otorgando a viejas glorias cuasiretiradas como Guardiola o Batistuta sueldazos a cambio de simple espectáculo. Si es que se puede llamar así a cuarentones con barriga, los mejores del mundo en tiempos mejores, trotando por el campo. La liga de las pachangas. Tampoco a lo que se ha intentado hacer en India, un formato mucho más atractivo para los aficionados del país sin más futuro que la diversión de ver a jugadores pasados ya de rosca en un espectáculo similar al circo.

Lo de Estados Unidos y China es diferente. Ambos países, dominadores absolutos de los Juegos Olímpicos, se han propuesto conquistar también el deporte rey. Una apuesta dura, difícil, a largo plazo. Pero si algo tiene el gigante asiático es que todo lo puede. Nada se interpone en su camino y lo que se propone, lo consigue. Son 1.600 millones de habitantes de los 7.000 que tiene el planeta, alguno bueno habrá de salir. No tienen a los niños entrenando desde los cuatro años para ser los más competitivos en vano. Ni hablar del sueño americano, que a base de patriotismo consiguen lo que otros no alcanzan.

En el país del tío Sam el soccer ya es el segundo deporte más seguido y practicado, tras el fútbol americano. Ha superado en sólo unos años al béisbol y al baloncesto y el crecimiento no tiene freno a día de hoy. La empresa, no obstante, es harto compleja. No se puede levantar uno y de la noche a la mañana haberse convertido en ejemplo de nada. El desafío es a largo plazo. Quién sabe si 15, 20, 30 o 50 años tendrán que pasar para ver a China levantando un Mundial y a un país norteamericano doblegando, sin ser una sorpresa, al campeón de Europa en el Mundialito de Clubes. Para ello hace falta culturalizar al país, inyectar el fútbol como una forma de vida. Y eso se consigue haciendo el deporte más atractivo. Para ello, han comenzado ambos países tirando de talonario. Vale que siempre habrá algún romántico viajante, soñador empedernido con vivir en Asia o en USA, o alguno cuya máxima aspiración es ser la imagen del fútbol en otro continente, pero el 99% de los jugadores que aterrizan en esos países es puramente por dinero.

Es una pescadilla que se muerde la cola. Cuantos más jugadores de nivel, más se culturaliza el país. Cuanto más se culturaliza, más nivel adquirirá la Liga y más jugadores de nivel llegarán. Los primeros son los que abren el camino a lo demás. Son los dos factores necesarios para que un equipo chino o norteamericano adquiera nivel: Buenos equipos, buena cultura. No sirve de nada que llegue el New York Red Bull y fiche la plantilla al completo del Barcelona, pues no tendrían nunca un rival digno al que medirse. Es por eso que se necesita una cantera, una base, y no sólo traer jugadores importados de otros países. Los chicos que acaban de nacer y los que están en su primer lustro de vida son los que conformarán el principio  del futuro de una gran Liga. Para que un equipo sea competitivo, por grandes que sean sus jugadores, ha de tener al menos 40 equipos de nivel en el país. Unos 20 en Primera y otros en categorías inferiores. Una base de fútbol, en definitiva.

Nunca será llegar y besar el santo como sucedió con el Manchester City o el Chelsea cuando se convirtieron en niños ricos de la noche a la mañana. Cierto, eso sí, que ambos necesitaron unos primeros años (3 o 4) donde algunos pioneros optaron por arriesgarse. Jugadores distintos como Tévez, polémicos como Adebayor, innovadores como Drogba, enfadados como Robinho. Ellos dieron el primer paso y después llegaron otros cuando acompañaron los resultados. Pero en Inglaterra no había que inculcar los valores del fútbol, la cantera ya existía, el país vivía del balón. La primera premisa tanto en USA como en China es la misma. Allí han llegado los que no han terminado de encajar en sus últimos equipos, como Jackson Martínez o Fredy Guarín. También estuvo Robinho, a quien parece que le va la marcha. Otros que contaban con pocos minutos como Ramires o Demba Ba. Giovinco, un jugador notable en Italia, una estrella en norteamérica o Drogba, Cahill (este ha probado en ambos países), Gerrard, Pirlo, Villa, Lampard o Henry. Jugadores pasados de rosca que en sus últimos años perciben un jugoso contrato a cambio de ser la imagen con la que millones de niños sueñan ser.

Alex Teixeira, fichado por 50M / JIANGSU
Económicamente, es prácticamente imposible competir con estos dos titanes. Estados Unidos opta por fichar jugadores libres o gratis a cambio de un gran sueldo. Es por eso que allí llegan los más veteranos, casi siempre, y en contadas ocasiones pagan un traspaso, como sí hicieron con Gio dos Santos. En China, en cambio, las cosas se hacen de distinta manera. El club asiático pone encima de la mesa una oferta irrechazable para el club, con un precio muy inflado (Ramires 30 millones, Jackson Martínez 42+3, Alex Teixeira 50) que hace que las dos entidades lleguen rápido a un acuerdo. El jugador, que puede tener alguna duda más, queda totalmente convencido cuando ve que el acuerdo entre clubes es total y que él va a percibir un jornal 3, 4 o 5  veces superior al que tenía firmado. Por eso Alex Teixeira optó por ir a China cuando tenía encima de la mesa ofertas del Liverpool y del Chelsea. Muy pocos son los clubes capaces de rechazar estas misivas. El Zenit ha desestimado una oferta de 91 millones por Hulk, quien en sus inicios como futbolista jugó en Japón, por cierto.

No sólo hablamos de jugadores, pues el gigante asiático también ha tirado de chequera para llevar a grandes entrenadores, técnicos campeones de muchas cosas con un gran cartel mundial. Así, Sven Goran-Eriksson, Dan Petrescu, Felipe Scolari, Zaccheroni o Mano Menezes tienen a su cargo algunos clubes del país. También otros menos conocidos, pero también europeos, como Cosmin Contra o Gregorio Manzano. En cuanto a los conocidos que hoy engrosan las listas en ambos países, nos encontramos con casi un centenar de nombres ilustres que han dado el primer paso para que las dos ligas consigan crecer. Drogba, Dempsey, Giovinco, Bradley, Kaká, Giovani dos Santos, Obafemi Martins, Lampard, Pirlo, David Villa, Iraola, Robbie Keane, Gerrard, Nigel de Jong, Barnetta, Cvitanich, Nelson Valdez, Juan Arango, Diego Valeri, Wilson Palacios o Erik Torres juegan hoy en la MLS estadounidense. Alex Teixeira, Jackson Martínez, Ramires, Gervinho, Goulart, Freddy Montero, Guarín, Demba Ba, Paulinho, Renato Augusto, Gil, Jadson, Mbia, Kakuta, Elkeson, Giovanni Moreno, Diego Tardelli, Darío Konka, Paulo Henrique, Alan, Rubén Micael, Jo Alves, Sammir, Mohamed Sissoko, Tim Cahill, Luis Fabiano o Burak Yilman disputarán a partir de marzo una Superliga China en la que ya no estarán Robinho y Diarrá, entre otros. Una competición, por cierto, que cierra su mercado a finales de febrero en el que seguro veremos algún bombazo más.

Será muy difícil, será un proyecto a muchos años vista. Quizás hasta 2050 Estados Unidos y China no sean competitivos a todos los niveles. Lo que sí está claro es que si no dejan de trabajar, son dos países con los mimbres suficientes y los medios necesarios para acabar dominando el mundo.

Giovinco y Kaka / MLS

martes, 2 de febrero de 2016

Los pelotazos del mercado invernal

Alexandre Pato, presentado como nuevo jugador del Chelsea
Enero. Arreglar todo a última hora. Tirar de chequera para solventar los primeros malos tragos de la temporada, la que toca reconducir porque los bandazos pegados en los meses inaugurales han sido bochornosos. Otros, en cambio, buscan ese empujón de ilusión para terminar de engrasar una máquina perfecta. Jugadores que se van a ligas exóticas en busca de dinero, otros que retornan al viejo continente para recuperar su fútbol, aquellos que salen reclamando minutos porque en verano hay Eurocopa, los que dan el salto desde América...

Los hay de todos los colores, casi a gusto del consumidor, y de todos los precios posibles. El Espanyol, por ejemplo, que fichó al meta Arlauskis, sin minutos en el Watford, y a las pocas horas de llegar ya estaba debutando en Liga ante el Real Madrid sentando a un Pau López que parecía intocable. Uche, que sumará efectivos al ataque del Málaga o Isaac Cuenca, de vuelta en la Liga gracias al Granada. Los andaluces, por cierto, vendieron a su joven perla Peñaranda al Watford en el último día de mercado, aunque seguirá cedido en Los Cármenes. Claro que por las relaciones entre ambos clubes, propiedad de la familia Pozzo, poseedora del Udinese, es como cuando mi hermana me pide un bolígrafo y pretendo cobrarle por prestárselo. Nada serio.

No se ha cortado el Getafe a la hora de incorporar a un viejo rockero: Álvaro 'Palito' Pereira, que tras jugar en Inter de Milán y Oporto, entre otros, recala en el club azulón cedido por Estudiantes de la Plata. Marco van Ginkel, la promesa del Chelsea que no deja de dar tumbos sin ningún éxito, probará suerte en su Holanda natal, reforzando a un PSV que sigue vivo en Champions (jugará frente al Atlético) y que necesita jugadores como el comer. Sobre todo ahora que Guardado está lesionado. Y si el holandés ha salido del Stoke, ha sido en parte porque si ya de por sí le costaba tener minutos, el fichaje de Imbula por los potters le ha terminado de cerrar las puertas. Un Imbula por el que el Oporto, siempre rentabilizando sus operaciones, ha sacado la friolera de 24 millones de euros. Nada mal para un chico que a sus 23 años no ha demostrado nada.

Kranevitter, presentado con el Atlético / ARG AGENCIAS
Otro clásico como Heitinga, el jugador más querido por la afición del Ajax en los últimos años, colgó ayer las botas a los 32 años y se unió al cuerpo técnico del club ajacied. Una pena su historial de lesiones, pues las rodillas, destrozadas desde la Eurocopa 2008, cortaron la progresión del que apuntaba a ser mejor central del mundo. Luego está el Atlético, donde jugó el holandés, por cierto, una serie de catastróficas desdichas que se fue a por Augusto tras lesión de Tiago y ahora se encuentra que con la rotura de ligamentos del primero la posición vuelve a estar huérfana y que ambos retornarán casi a la par. A no ser que Kranevitter, otro llegado en invierno, demuestre que no está verde y que tiene ya el ritmo para jugar en España.

El Newcastle ha tirado la casa por la ventana en invierno para arreglar lo que no hicieron en verano, que fue mucho. Pero la táctica sigue siendo la misma, fichar jugadores por fichar, gastar dinero sin ton ni son y tener un equipo que se ha gastado más de 150 millones de euros en los puestos de descenso. A los Mbemba, Wijnaldum, Thauvin o Mitrovic que llegaron en verano se han unido Doumbia (cedido), Shelvey, Saivet y Townsend. Y no llegó Berahino por unas pocas horas.

El mercado chino ha irrumpido con fuerza. Ramires (30 millones), Mbia, Guarín, Gervinho, Fredy Montero, Luis Fabiano, Renato Augusto o Elkeson han hecho las maletas y se han ido al gigante asiático. Y porque Jackson Martínez se negó... En Italia, el Inter quiere ganar la Liga, y para eso se ha hecho con los servicios de Eder, la estrella de la Sampdoria que ganaba partidos en solitario. También la Fiorentina, que ha dejado salir a Mario Suárez y Rossi y se ha reforzado con Mauro Zárate, otrora estrella del campeonato, Tino Costa, Tello y Benalouane. A Italia ha vuelto también El Shaarawy, a una Roma necesitada de atacantes porque los suyos no hacen gol. De momento el transalpino ha arrancado con buen pie.

Dos son sin duda los fichajes estrella del mercado invernal, en mi opinión. Uno es el de Alexandre Pato por el Chelsea. Operación duradera, lenta. Pato no pudo recalar en el conjunto londinense en agosto por problemas con el permiso de trabajo y la inmediatez del cierre de mercado hizo que los de Mourinho se decantaran por Pedro a última hora. Con más tiempo para evaluar la situación del brasileño, los blue se han adelantado a Liverpool y Manchester United para dar una segunda oportunidad a un jugador que apuntaba a Balón de Oro y al que las lesiones frenaron la progresión. No me escondo, diré que soy admirador de su juego y que en Inglaterra puede romperla. Ha recuperado sensaciones y ritmo y ha logrado 40 goles en sus últimos dos años con el Sao Paulo. Nada mal. Ahora el Chelsea lo pesca como cedido, sin coste alguno y si funciona, recordemos que sólo tiene 26 años, puede ejecutar una compra definitiva o aguardar seis meses sin él hasta que expire su contrato (en diciembre).

Malcom, en su etapa en Corinthians / GIRONDINS
El otro es Malcom, extremo brasileño de 18 años por el que el Girondins de Burdeos ha pagado cinco millones de euros. Una operación fantástica de un precio bajísimo por uno de los jugadores más prometedores del mundo. Recuerda mucho en su jugar a Douglas Costa (no vamos a descubrirle ahora), que también dejó Brasil en su día para ir a Ucrania por una cifra ínfima. Al nivel de la llegada de Ángel Correa al Atlético, por ejemplo. Talento a coste barato.

También está Víctor Valdés, que ha puesto fin a su paseo en el infierno vangaliano y ha recalado en el Standard de Lieja para volver a sentirse futbolista a los 34 años. Con ganas de algún refuerzo más se ha quedado el Leicester, líder de la Premier League. Siguen los de Ranieri con paso firme en la punta de la tabla, aprovechando los tropiezos del Arsenal y del Manchester City en la Liga más barata de los últimos tiempos. Sólo han incorporado a Demarai Gray, a quien la Championship se le quedaba pequeña. Remy era su sueño (también un lateral polivalente), pero tendrá que conformarse con acabar la temporada entre la grada y el banquillo de Stamford Bridge. Y así, entre idas y venidas. entre fichajes frustrados, el mercado se vuelve a cerrar y tendremos seis meses de rumores sin fundamento, de baile de banquillos (Guardiola llega al Manchester City) y de equipos que, por no hacer bien el trabajo en el presente curso, planifican sus nuevos retos.