sábado, 1 de diciembre de 2018

Luka Jovic, el delantero tan de moda entre lo que menos de moda está

Jovic celebra su gol contra el Schelke 04 / Alex Grimm/Bongarts/Getty Images
Llega un momento en que lo hipster está tan de moda que ha dejado de serlo para convertirse en mainstream. Es decir, lo oculto, lo difícil de ver, está tan extendido, que ha pasado a ser la corriente mayoritaria. Eso pasa en todos los ámbitos de la vida. La moda, la cultura, la música, el deporte, y cómo no, el fútbol. Eso pasa con aquellos jugadores desconocidos que, por un partido bueno o un momento puntual se convierten en promesas a ojos de un público sumido y autoconvencido de que todo lo que aparece en las redes sociales e internet es bueno, válido y verídico. Por eso, hoy está de moda ser scouter, hablar por hablar de muchachos a los que hemos visto en un retuit, de los que solo conocemos las estadísticas insulsas que ha puesto el perfil con el tic azul de turno o una recopilación de jugadas de Youtube.

Y eso le puede pasar a Luka Jovic (Bosnia, 1997), el delantero de moda entre lo que menos de moda está. No es Benzema ni Lewandowski. No tiene tanto punch como Lukaku, ni tanto nombre como Morata o Suárez. No sale en las redes sociales como Griezmann ni provoca escándalos como Icardi. Pero mete goles con una facilidad que asombra y juega y hace jugar a un equipo, el Eintracht de Frankfurt, que estaba posiblemente ante uno de los años más difíciles de su vida, tras la marcha de Kovac, la despedida oficial de Meier y las expectativas altísimas tras lo logrado el curso pasado.

A Luka Jovic todo le fue siempre muy deprisa, quizás no tomó las mejores decisiones en su paso al profesionalismo y fue uno de esos muchachos que parecía se iban a quedar estancados cuando por brillar cuatro ratitos les habían prometido todo. Difícil decir todo eso cuando, hoy, que está rompiendo estereotipos, cerrando bocas y apuntando su nombre en todas las libretas de Europa, tiene 20 años. Pero así es. Con 16 años era la panacea y el sueño dulce de decenas de equipos y con 18 tras unos meses malos ya no le quería nadie. Fútbol moderno. Nació en Bosnia, pero rápido se mudó a Serbia cuando se enroló en las filas del Estrella Roja. Su padre, Milan, también fue futbolista y jugó toda su carrera en Serbia y Rusia y empezándola en un Partizán que luego detestaría a su hijo. El primo de su padre, además, es un tal Savo Milosevic, segundo máximo goleador de la historia de Serbia y tercero con más partidos a sus espaldas.

Con cinco años comenzó a jugar en una Liga que admitía niños de hasta 12 años. Pero Jovic, siempre un superdotado para con el balón, no tardó en despuntar también con aquellos que le sacaban una cabeza y dos cuerpos, o viceversa. Por eso, después de uno de los primeros partidos, en el que anotó tres goles, al padre de Luka le ofrecieron 50€ por partido más los gastos de viajar todos los días. Allí le vio Toma Milicevic, el ojeador del Estrella Roja, que le invitó a realizar una prueba con el equipo de Belgrado.

Era 2005, Jovic tenía siete años y su padre, antiguo jugador del otro equipo de la ciudad, se puso en contacto rápido con el Partizán. "A mi hijo le quiere el Estrella Roja, si es tan bueno como ellos y yo creemos, deberíais ficharle". El Partizán ofreció un contrato de 200€ al mes, pero Luka, a esa edad, decidió que los colores de su vida iban a ser el rojo y el blanco. Se fue a la prueba desde Bosnia y cuando llegó se encontró con Nikola Zigic, la entonces estrella del equipo, firmando autógrafos entre una marabunta de niños (los que iban a hacer la prueba con Jovic). Él, centrado, no quiso perder ni un segundo de su energía en que el gigantón le estampara su sello en papel mojado. Diez minutos después, el ojeador del Estrella Roja ya le había dicho al padre que se lo querían quedar.

Batar y Belgrado están a 160 kilómetros de distancia. En coche, dos horas y media de viaje por carreteras ingobernables que obligan a cruzar el Drina. El Fiat Passat de Milan Jovic no era el más idóneo, ni el más rápido ni el mejor, pero sí el más fiable, el que nunca le dejó tirado. A veces, Luka tenía un partido en sábado con una categoría y otro el domingo. No tenía sentido recorrer la distancia cuatro veces en pocas horas. "Abatíamos los asientos y dormíamos en el coche. Fumaba para echar humo caliente y que Luka no se congelara", admite Milan. "La gente nos miraba por las ventanillas, venían agentes de seguridad para ver qué estaba sucediendo. Hasta la gente que dormía en la calle se sorprendía". Otros padres del equipo, alarmados por la situación, se ofrecieron para llevar a Luka a los partidos, para hacerle de anfitriones en ese tipo de noches.

Cuando no había cumplido aún los 16 años, Jovic era un crío con una responsabilidad enorme a sus espaldas. Nadie le metía presión, pero en el barrio ya se hablaba de él como la nueva maravilla del fútbol de los Balcanes. Su padre solo le obligaba a disfrutar de una vida que sabía pronto se le llenaría de presión por terceros. Luka no era más que un chico que se había dejado el pelo lacio porque soñaba ser como ese delantero que admiraba y veía por televisión: Radamel Falcao, que entonces asombraba al mundo con sus zarpazos en el Atlético de Madrid. No es por nada, entonces, que en su país le apoden como el Falcao Serbio.

No había ni siquiera debutado con el primer equipo del Estrella Roja cuando llegaron Borussia de Dortmund y Stuttgart a acometer su fichaje. Su padre, en busca de la felicidad y estabilidad de Jovic, que no dejaba de ser un crío, cerró todas las puertas. "No le podemos meter esa presión". Acababa de marcar un hattrick con Serbia Sub17 contra Croacia pese a tener dos años menos que todos. Tampoco se marchó entonces al eterno rival, un Partizán que lo tenía ya todo acordado para robarle al Estrella Roja a su mejor proyecto.

Pocos meses después, con 16, Paunovic le convocó para jugar con la Sub19 y también debutó como profesional. En año y medio, marcó 12 goles en la SuperLiga Serbia, siendo campeón en la 2015-2016 e hizo 26 entre la Sub 17 y la Sub19. Una lesión le privó de estar en el Mundial Sub20 de 2015 que ganó Serbia y en enero de 2016, con 18 años recién cumplidos, hizo las maletas para marcharse al Benfica y dejó el Estrella Roja, del que, de momento, ostenta el galardón a goleador más joven de la historia de la entidad.

Hay quien dice que toda una carrera de manera conservadora y cuidadosa se fue al traste cuando Jovic tomó aquella decisión, sobre todo porque lo hizo en mitad de temporada. Su fichaje se vio envuelto en un gran escándalo. Jovic tomó la decisión de marcharse en noviembre, cuando un delincuente estafador amenazó con secuestrar a su familia si no pagaba una indemnización. Pero es que, según publicó meses después Football Leaks, su traspaso no fue cristalino, pues antes de ser propiedad del Benfica, Jovic lo fue por unos días del Apollon Limasol en una operación que tenía por medio al conocido y controvertido agente Pini Zahavi. La rocambolesca situación, que se ejecutó de manera paralela a la de Zivkovic (que fichó por el Benfica desde el Partizán) se hizo así para saltarse la prohibición de la FIFA de las propiedades de terceros en forma de compra y venta de derechos federativos y deportivos.

El caso es que todo esto al serbio no le sentó nada bien, quizás porque no era dueño de su futuro. Justo en el momento en el que los jugadores necesitan minutos y dar el salto, a Jovic le entró el vértigo. Se pasó dos temporadas enteras en la grada (solo jugó cuatro partidos en dos años) y con el segundo equipo, con el que estuvo casi todo el tiempo, tampoco demostró nada. Parecía un jugador al que le había podido el pánico, una joven estrella local de Belgrado que no había superado ni la presión ni las expectativas. Los 8 millones de euros que había pagado el Benfica y los 60 millones de cláusula de rescisión se antojaban cifras tan lejanas del nivel que de verdad había mostrado en Portugal que el club lisboeta decidió cederle dos años al Eintracht de Frankfurt al que le dio una opción de compra que se estima cerca de los 10 millones para recuperar la totalidad de lo invertido y poco más.

Marcó en su debut, pero no dejó de ser un jugador revulsivo en los primeros meses. Niko Kovac alineaba a Rebic al lado de Haller, quedando el serbio para los minutos de la basura o para agitar partidos. Pero de repente, en diciembre, algo cambió. Jovic enlazó tres partidos seguidos marcando y poco a poco el técnico croata empezó a darle más minutos, pero sobre todo, más responsabilidad. A Rebic, en un estado de forma maravilloso, no se le podía sentar y a Haller, que había costado lo que había costado, tampoco. Pero es que además estaban Marco Fabián, recuperado de una grave lesión, y Boateng.

Kovac encontró la fórmula para que Jovic acabara siendo importante y, tras un gran final de temporada, el serbio acabó arrojando unos buenos nueve goles en algo más de 900 minutos de juego. Es decir, prácticamente un gol por partido. Este junio, ha debutado con Serbia absoluta, a sus 20 años, y acudió al pasado Mundial de Rusia. En las oficinas del Eintracht rápido se empezó a trabajar en hacer el contrato del jugador permanente, pero ahora lo que se negocia es pagar algo más y así eliminar la cláusula de recompra que se empeña en meter el Benfica.

Y es que aunque se antojaba este 2018-2019 un curso importante en el hacer del serbio, ha sorprendido a todos el nivel mostrado. Luka Jovic es, con 9 goles, el pichichi de la Bundesliga, empatado con su compañero Haller y con Paco Alcácer. Cinco de ellos se los hizo en un mismo partido al Fortuna Dusseldorf, convirtiéndose en el jugador más joven de la historia de la Bundesliga en hacer cinco goles en un partido. Jovic, con cinco goles, es también el máximo goleador de esta edición de la Europa League.

Pero lo que asombran ya no es solo la cantidad de goles que está haciendo, sino en qué registros los ejecuta. Tiene una facilidad maravillosa para estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. No duda, trabaja y ajusticia. Remata al primer toque, controla y dispara o define como nadie se lo espera. Está haciendo goles de cabeza, con ambas piernas (es ambidiestro), en jugada acrobática o de vaselina espectacular. Dice Zvezdan Terzic, director deportivo del Estrella Roja, que no duda se convertirá en el mejor nueve de Europa. Tampoco duda su ex compañero Boateng, que se deshace en elogios: "Es bueno con las dos piernas, va de cabeza, es inteligente. Le he visto entrenar día a día y lo tiene todo para convertirse en uno de los mejores delanteros".

Dicen los reportes de los medios, que el Barcelona ya ha puesto sus miras en él, como recambio de un Suárez que si bien sigue dando tardes de gloria, no será eterno, como él mismo ha dicho. Jovic es, a día de hoy, uno de esos delanteros fichables, por los que merece la pena apostar todavía, porque no han dado el salto a un grande y porque tienen mucho más margen de progresión. Su tridente con Haller y Rebic, más las aportaciones de Gacinovic, están colocando al Eintracht segundo en la Bundesliga y de momento invictos en Europa League, con cinco victorias de cinco posibles y clasificados para las eliminatorias y con el sueño intacto de volver a tocar metal este curso tras hacerse con la Copa el año pasado. Pero, ¿Y si sale de Frankfurt y vuelve a perder sus habilidades? De momento, vive del presente y cada partido que juega se revaloriza. Tiene 20 años, y esto solo es el principio.

Diego G. Argota



viernes, 14 de septiembre de 2018

Jugadores que terminan contrato en junio de 2019


LISTA COMPLETA DE LAS MEJORES LIGAS


Actualizado a 30 de junio de 2019

Liga Española:
-Real Madrid: 
-FC Barcelona: Vermaelen, Douglas.
-Atlético de Madrid: Juanfran, Filipe Luis
-Valencia: 
-Sevilla:
-Real Sociedad:
-Athletic: Mikel Rico, Susaeta,  Iturraspe, Sabin Merino, Etxeita.
-Villarreal: Bonera.
-Getafe: Flamini. Chuli, Hugo Duro.
-Espanyol: Sergio García, Duarte.
-Levante: Pedro López, Jason.
-Celta: Radoja.
-Girona: Gorka Iraizoz, Ramalho, Carnero.
-Rayo Vallecano: Gálvez, Di Santo, Elustondo.
-Alavés: Vigaray.
-Leganés: Prieto.
-Betis: 
-Valladolid:
-Huesca: Varas, Santamaría, , Aguilera.
-Eibar: Riesgo.

Liga Inglesa:
-Manchester United: Ander Herrera, Wilson.
-Chelsea:  Cahill, Lucas Piazón.
-Manchester City:
-Arsenal: Monreal, Welbeck, Lichtsteiner, Jenkinson.
-Liverpool: Sturridge, Markovic, Alberto Moreno, Bogdan.
-Tottenham: Vorm, Llorente.
-Leicester City: Lorenzo, Simpson, Okazaki.
-Everton: Williams, Jagielka, 
-Southampton:
-Burnley: Lindegaard.
-West Ham: Nasri, Andy Carroll, Adrián.
-Cardiff: Murphy, Ecuele Manga, Richards, Harris, .
-Brighton Hove Albion: 
-Wolverhampton:
-Fulham: Markovic.
-Watford: Hoban, Miguel Britos.
-Newcastle: Diamé, Colback.
-Huddersfield: Danny Williams, Depoitre, Durm.
-Crystal Palace: Speroni, Puncheon, Kelly, Souaré, Sako.
-Bournemouth: Pugh.


Liga Italiana:
-Juventus: Barzagli.
-Nápoles
-Roma: De Rossi.
-Inter de Milán:
-Fiorentina
-AC Milan: Abate, Montolivo, Zapata. Mauri, Bertolacci.
-Lazio: Basta, Cáceres.
-Udinese: Behrami.
-Sassuolo:
-Sampdoria: Diop.
-Genoa: Pandev, Veloso, Lazovic.
-SPAL: Poluzzi.
-Torino: Carlao, Ichazo.
-Frosinone: Sammarco, Molinaro, Gori.
-Atalanta:
-Chievo Verona: Sorrentino, César, Andreolli.
-Bolonia: Palacio.
-Parma: Rigoni, Gobbi.
-Empoli: Brighi, Silvestre, Pasqual, Mchedlidze, Acquah.
-Cagliari: Padoin.


Liga Alemana:
-Bayern Múnich: Robben, Ribery.
-Borussia Dortmund: 
-Schalke 04:
-Bayer Leverkusen:
-Wolfsburgo
-Borussia Monchengladbach: 
-Hoffenheim:
-Friburgo:
-Stuttgart: Gentner, Aogo, Beck. 
-Mainz: Donati, Bussmann, Berggreen.
-Eintracht Frankfurt: Hrgota, Nelson Mandela.
-Herta Berlín: 
-Leipzig: 
-Fortuna Dusseldorf: Froese.
-Werder Bremen: Petsos, Johansson.
-Augsburgo: Callsen Bracker, Janker, Ja Cheol Koo.
-Nuremberg: Ivisevic, Salli, Lippert.
-Hannover 96: Bech.

Jugadores destacados:

-Markovic, Brahimi, Héctor Herrera, Ben Arfa, Dani Alves, Balotelli, Denílson, Gio Dos Santos, Jesús Gámez, Ramires, Ideye Brown, Joe Ledley, Mauricio Pereyra, Kaboré, El Arabi, Cabaye, Zelarayán, Leroy Fer, Neven Subotic, Ángel Romero, Dorlan Pabón, Keisuke Honda, Marcus Berg, Manuel Fernandes, Alberto Botía, Wesley Sneijder, Coentrao, Geis, Adrián López, Narsingh, Omar Abdulraham, Guillermo Ochoa.




martes, 4 de septiembre de 2018

Davie Selke y el ejemplo de Timo Werner

Johannes Simon/Bongarts/Getty Images

Hoy es uno de los delanteros de moda. Timo Werner, '9' de la selección alemana, es el punta por el que suspiran varios de los grandes de Europa. El Real Madrid, en busca de un jugador que supliera los goles del fugado Ronaldo, era el favorito en las casas de apuestas para hacerse con los servicios del teutón, que finalmente permanecerá un año más en el Leipzig, el club que le devolvió la confianza y le proyectó al primer nivel.

Pero no siempre fue así, porque Werner, de apenas 22 años, ha pasado ya por varios sube y baja en su corta carrera profesional. Y es en ese aspecto, en el de la irregularidad de un jugador joven, donde aparece cierto paralelismo con Davie Selke, ariete un año mayor que él y con quien ha compartido gran parte de su incipiente carrera. Ahora, Selke parece estancado, un delantero sin confianza que se ha ido apagando a medida que los primeros años de vida deportiva han ido pasando. Y esa es exactamente la sensación que vivió en su día Werner, que luego renacería tras cambiar de aires y llegar al equipo de la marca energética. Por eso, quizás Selke está ante la oportunidad de su vida de romper moldes. Y por eso, aunque el mercado ya haya cerrado, podría haber sido una apuesta a la baja que acabara siendo ganadora.

Selke siempre pareció ir un paso por delante de su amigo en la selección, mientras que en la Bundesliga, Werner tomó la delantera. Ambos nacieron prácticamente en el mismo lugar y con apenas 10 meses de diferencia. Mientras Werner crecía en Stuttgart, Selke lo hacía en Schorndorf, una pequeña ciudad a apenas 20 kilómetros de Stuttgart. Ambos probaron suerte en la cantera del VfB Stuttgart pero, mientras Werner era del gusto de los entrenadores (llegó a la cantera con seis años), a Selke no le dieron continuidad y fue rechazado. El golpe fue muy duro, pues Davie soñaba con ser como Mario Gómez, su ídolo, y vestir los mismos colores que él.

Probó suerte en el Hoffenheim, donde se quedó hasta los 17 años en sus categorías inferiores. Ahí apareció el Werder Bremen. Era 2013 y Timo Werner, que seguía quemando etapas en la cantera del Stuttgart, fue galardonado con la Fritz Walter Medal de oro Sub17, que le nombraba como mejor delantero de la generación. Un premio que dividió opiniones pues Alemania Sub17 venía de ser subcampeona de Europa en 2012, pero Werner, que había sido el titular, no había cuajado un buen torneo.

La 2013/2014 supuso la campaña de debut para ambos en Bundesliga. Mientras Werner lograba disputar una treintena de partidos (más de la mitad como titular) y anotaba sus primera goles como profesional (5 en Liga), además de debutar en Europa League, Selke se tenía que conformar con un papel testimonial con solo 120 minutos disputados porque esa temporada se la había pasado jugando en el filial. Por eso, al término de la temporada, la decisión de acudir a la Eurocopa Sub19 con Selke como titular levantó ampollas. En ese momento, aunque Selke hubiera rendido muy bien en la fase de clasificación, Werner estaba más hecho como futbolista. Su compañero en punta fue Mukhtar, hoy perdido en el fútbol sueco.

Selke, en un partido con el Hertha de Berlín
Boris Streubel/Bongarts/Getty Images
Y como el fútbol tiene estas cosas, Alemania ganó el torneo, Davie Selke fue el Máximo Goleador (6) y se llevó también el premio al Mejor Jugador del torneo. En Bremen entendieron que la perla que tenían entre manos ya estaba preparada para dar el salto y a Werner se le cerró la puerta y su debilidad mental en se momento le jugó una mala pasada. En la 2014/2015, Selke anotó 10 goles, mientras que Werner se quedó en tres, muy lejos de lo que se le presuponía tras haber completado ya dos temporadas enteras al máximo nivel. Con todo, volvió a estar entre los premiados Fritz Walter al lograr la plata en la categoría Sub19.

Selke tomó la decisión más arriesgada de su vida cuando el Leipzig, que venía ascendiendo categorías de manera meteórica y con un proyecto ambicioso, le propuso ser su delantero estrella en Segunda División. "Quise dar un paso atrás para luego dar dos adelante, o al menos esa era la idea". El equipo de Red Bull pagó 10 millones por sus servicios y Selke respondió con otros 10 goles que le dieron el ascenso al equipo. Mientras, la otra cara de la moneda, era la de un Werner que veía cómo el Stuttgart había descendido. Los seis goles que marcó, solo ayudaron a su equipo con un punto. La situación supuso que Selke acudiera a los JJOO (donde Alemania ganó la plata) y Werner se quedara en casa.

Fue entonces cuando entró en escena de nuevo el Leipzig, que puso algo más de 12 millones para hacerse con los servicios de Timo y juntar así a los dos delanteros más prometedores del país. Werner, devaluado, necesitaba una salida urgente. El Stuttgart vio con buenos ojos el dinero para firmar jugadores de garantías para volver a recuperar la categoría y todas las partes salieron satisfechas. Y Werner la rompió. Marcó 21 goles en su primer año y eclipsó a un Selke que se quedó en un papel muy secundario, siempre en la sombra y siempre suplente. Quizás el mejor momento para ambos llegó en la victoria por 4-1 ante el Hertha de Berlín, donde sellaron la clasificación para Champions League y en la que ambos lograron un doblete. Werner debutó con la absoluta y fue a la Copa Confederaciones, mientras fue esta vez Selke quien tuvo que ver el torneo desde casa.

Había que dar un paso adelante o morir en el banquillo y Selke salió del club. Se marchó precisamente al Hertha, donde jugó Europa League y donde logró acabar la temporada con unas buenas cifras: 14 goles y cuatro asistencias. Werner, por su parte, mantuvo esas 21 dianas logradas el curso pasado, aunque el ratio de goles fue menor pues en Bundesliga solo hizo 13 de ellas y las otras las repartió en todas las competiciones. Otra vez se equilibraba la balanza.

Werner, con el Leipzig / Matthias Kern/Getty Images
Durante todo el curso, Timo Werner empezó a experimentar problemas extraños en su oído. Sufría mucho con el ruido y no podía jugar en estadios donde el bullicio era ensordecedor. Se achacó el problema a ciertos vértigos. También tuvo que sufrir la ira de las gradas. Considerado como el delantero más sucio de Alemania, tras engañar al árbitro simulando un penalti en un duelo contra el Schalke, Werner es fruto de la ira de cada campo que visita. Eso no le impidió estar en el Mundial de Rusia, donde Alemania fracasó y él en particular estuvo muy lejos de lo que se esperaba.

En pretemporada, Selke sufrió un serio percance. Chocó con Salomon Kalou. El golpe, en principio, no pareció revestir gravedad, pero con el paso de las horas la situación se fue agravando y el futbolista tuvo que ser intervenido por un fallo en el pulmón. Colapsó, no funcionaba bien y el delantero no podía respirar. Los médicos determinaron que estaría tres meses de baja, entubado interior y exteriormente. Al mes y medio ya estaba entrenando y es posible que tras el parón de selecciones pueda tener minutos por primera vez esta temporada.

Son como el agua y el aceite. Parece que se repelen y no pueden jugar juntos. Sus carreras han tenido puntos de inflexión en común y allí cuando a uno le ha ido bien, al otro le ha ido mal. Son tan distintos que seguramente sobre el campo serían totalmente complementarios, aunque de momento no hayan rendido bien como pareja (ni en Alemania Sub21 ni en el Leipzig). En términos numéricos, Timo Werner ha metido 56 goles en 184 partidos como profesional a nivel de clubes. Davie Selke ha logrado 38 tantos en 120 encuentros. El ratio gol por partido es casi idéntico.

Timo Werner es un delantero pequeñito, muy hábil y muy rápido. Encontró en el Leipzig una vía de escape cuando apuntaba a quedarse en promesa rota. Davie Selke es un delantero altísimo, de 1'93m de altura a quien se compara con Miroslav Klose, aunque él prefiera ser vinculado a Mario Gómez. Es un jugador de área. Según Transfermarkt, Werner tiene un valor de mercado de 60 millones de euros, mientras el de Selke es de 12. Pero en el fútbol, muchas veces, necesitas tener la fortuna de cara. Y lo que hoy está arriba, mañana está abajo. Sin duda, Davie Selke es un delantero por el que apostar, porque si Werner, su 'hermano futbolístico', es ahora uno de los arietes más cotizados del mercado, ¿por qué no va a serlo ese que siempre ha ido a la par con él?





domingo, 1 de julio de 2018

Mario Fernandes y la mano de Vladimir Putin

 Julian Finney/Getty Images

Mario Fernandes
no habla ni una pizca de ruso, pero eso no le impide emocionarse con el himno nacional de Rusia, su país adoptivo. Tampoco es obstáculo para haberse apoderado del carril diestro de la selección y ser uno de los jugadores más destacados en lo que va de Mundial, celebrado precisamente en el país que preside Vladimir Putin. Y es gracias al político que Fernandes esté disputando el torneo, porque el muchacho nació y vivió en Brasil toda su infancia y juventud, hasta que un fichaje por el CSKA de Moscú le descubrió que siempre había querido ser ruso.

Mario creció en Sao Paulo y tuvo una adolescencia agitada. Desde pequeñito se enroló en las filas del Sao Caetano, el equipo de fútbol de su municipio, donde su altura y superioridad física le hacía ser un baluarte en el centro de la zaga. Cuenta, que a menudo tomó malas decisiones, que empezó a frecuentar la vida nocturna y que se sintió arrastrado por sus semejantes. Con solo 18 años, el Sao Caetano le traspasó al Gremio, y él desapareció. Nunca quedó muy claro por qué, pero tras una búsqueda intensa de más de cuatro días llevada exhaustivamente por la policía y por su familia, Mario apareció en la casa abandonada de un familiar lejano muerto de hambre. Había pasado los últimos días vagabundeando por distintos pueblos y ciudades hasta llegar allí. Quiso dejar el fútbol, le diagnosticaron una fuerte depresión y pasó tiempo ingresado en un hospital recibiendo tratamiento.

A su salida, Gremio le seguía esperando, le tenía guardado un futuro prometedor. Para su mejor adaptación a la vida real, los de Portoalegre añadieron al equipo a su hermano, un año menor, y que hoy es precisamente el delantero del Sao Caetano. La altura de Mario (1'89m), su rapidez, su zancada, su facilidad para no perder la espalda y su buena conducción de balón hicieron que olvidase el centro de la zaga y empezara a jugar como lateral derecho, mostrando una exhibición tras otra en el aspecto físico. En 2011, con solo 21 años, le llegó la llamada de Mano Menezes para debutar con Brasil. Iba a ser, ni más ni menos, que en un Superclásico contra Argentina. Pero Fernandes nunca se llegó a subir al avión por motivos personales. Tampoco se aclaró nunca el motivo, aunque con los años, un jugador mucho más maduro volvió a hablar de su mala vida y de malas decisiones como una de las causas. Ni qué decir que Brasil no volvió a acordarse de él en mucho tiempo. Ese año ganó el premio al Segundo Mejor Jugador de la Serie A.

En 2012, la Liga Brasileña se le quedaba pequeña. Sus novias parecían locas por él, y se le relacionaba con equipos del calado del Real Madrid, Juventus o Bayern de Múnich. Al final, los 15 millones de euros que puso encima de la mesa el CSKA hicieron que recalara en Rusia en una decisión que le cambiaría la vida. Al llegar al país, se sintió como si aquella hubiera sido la casa que nunca tuvo. "Necesitaba un cambio en mi vida, salir de Brasil", admite. Con el CSKA se hizo mucho más visible al jugar en Europa, fue parte vital de un equipo que ha ganado tres Ligas seguidas. En 2014, Dunga se volvió a fijar en él. Fernandes, esta vez sí, debutó en un amistoso contra Japón, pero no se sintió para nada identificado con el país que le había visto nacer.

Poco después de volver a Rusia declaró que le encantaría jugar para la selección rusa en vez de para Brasil, en una decisión que enfadó a los directivos de la verdeamarelha y a los aficionados, que se sentían algo traicionados. Prácticamente nadie entendía que un jugador que podía ser parte del plantel de Brasil prefiriese jugar con Rusia, un país en el que apenas llevaba poco más de dos años. El asunto pasó a ser caso de estado y fue Vladimir Putin quien tuvo que intervenir para agilizar el proceso, para darle al defensa la nacionalidad rusa por la vía urgente.

Mario Fernandes no pudo estar en la Eurocopa 2016 porque el papeleo no fue tan rápido como se esperaba y hasta finales de 2017 no pudo debutar con Rusia. Pero nada más llegar, se hizo parte vital del esquema de Cherchésov. Sin duda, está siendo una de las sensaciones de la Copa del Mundo. A sus 27 años, su fuelle inagotable, su presencia física y su buen manejo del balón, así como del sentido táctico, le hacen uno de los jugadores más interesantes de la cita mundialista. Uno de esos futbolistas que se ganan con en un torneo de este calado un fichaje por un equipo primer espada del mundo

Su siguiente paso es hablar ruso. Así se lo exige el seleccionador, que pese a todo está contento porque el futbolista siempre acaba interpretando bien sus instrucciones y lo que le exige. Aunque tras el gran torneo que está realizando, quizás la empresa se vuelva más difícil, pues son muchos equipos los que ya están llamando a su puerta.

lunes, 12 de febrero de 2018

Nabil Fekir, el renacer del eterno olvidado

MARCO BERTORELLO/AFP/Getty Images
El 4 de septiembre de 2015, Nabil Fekir (23 de mayo de 1993, Lyon) salía por su propio pie del estadio José Alvalade en el amistoso que jugaban Francia y Portugal y que servía a los galos como preparación directa para la Eurocopa que meses después acogerían como anfitriones, toda vez que el ser organizadores del torneo les eximía de tener que jugarse el pase en rondas clasificatorias y por tanto no poder hacer ensayos oficiales cara al once titular. En su lugar entraba quien peleaba por él con un puesto, recogería el testigo y lideraría al país dando un paso adelante ante la polémica que más tarde iba a surgir con Benzema: Antoine Griezmann. Y ciertamente, aquella lesión supuso un punto de inflexión en el camino del jugador del Atlético de Madrid, que creció como la espuma, y otro al mediapunta del Olympique de Lyon, que se vio durante meses en el fondo del pozo más oscuro.

Porque Nabil Fekir, que acababa de recibir el premio al Jugador Joven del Año en Francia* apenas unas semanas antes, se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha en el momento en el que su carrera parecía directa al estrellato. Hoy, con la eclosión de Mbappé y Dembélé (quienes ganaron el jugador joven del año en 2016 y 2017), la importancia de Griezmann, el retorno de Ribery y la regularidad y consistencia de jugadores como Coman o Payet han privado al jugador del Lyon de volver a la selección, haciendo que Deschamps se olvide de aquel que un día fue el niño maravilla de Francia. Pero ha sido su buen hacer de este año, encadenado con un gran final de temporada el curso pasado, lo que ha provocado que el seleccionador galo haya hecho un hueco en su plantilla para el líder del Lyon.

Nabil Fekir tuvo una aparición tardía en el fútbol profesional, sobre todo para los tiempos que corren y teniendo en cuenta el equipo para el que juega, acostumbrado a dar la alternativa a los más prometedores cuanto antes. Y es que aunque llegó al Olympique de Lyon a los 12 años, no fue hasta 2013, cuando ya había cumplido los 20, cuando Remí Garde le dio la alternativa con los mayores. Apenas con una decena de partidos en esa primera temporada, fue su segunda, la 2014-2015, la que hizo que todas las miradas se fijaran en él. Tras 15 goles y 13 asistencias jugando tras Lacazette y llevando al equipo a una inesperada segunda plaza llegaron los reconocimientos individuales, la llamada de la selección y los cantos de sirena. Pero también la lesión, que tuvo lugar justo después de una exhibición ante el Caen (0-4) donde marcó un hattrick y asistió en el restante. Parecía imparable. Fekir reapareció un mes antes del final de la temporada, como una sombra de lo que era y se quedó fuera de la Eurocopa que se jugaba en el país.

El curso pasado le costó volver a su nivel. Es una lesión con un alto componente psicológico y que niega a muchos futbolistas volver al nivel que una vez tuvieron. Recayó durante alguna semana con algún dolor menor en la misma rodilla hasta que de un golpe se despojó de todos los fantasmas. Fekir acabó la temporada cuajando grandes actuaciones, volviendo a convertir, asociándose, siendo crucial en el último pase. Recordando al jugador que apuntaba y que se había quedado un año en la nevera y al que otros habían adelantado por la derecha.

Hoy, ante la salida de Lacazette destino Arsenal, Fekir ha recogido el brazalete de capitán y es el auténtico líder del Olympique de Lyon. Esa responsabilidad que se le exigía le ha hecho ser el auténtico líder del equipo, el jugador que cada técnico desea tener en la plantilla. Fekir juega por detrás de Mariano y en el centro, flanqueado en los costados por Depay y Traoré. Su neurálgica omnipresencia en todas las facetas del juego y en todos los centímetros del campo le hacen ser el faro del equipo que dirige Bruno Génesio.

Fekir, zurdo exquisito, posee un golpeo con la derecha envidiable. Destaca en él su regate en corto, elegante, tan propio de los jugadores de ascendencía magrebí, como Ben Arfa, Mahrez, Feghouli o Afellay y quizás la regularidad, la capacidad de liderazgo y la incidencia en el juego a alto nivel durante un tiempo prolongado, de lo que más adolece este tipo de mediapuntas, es de lo que puedo presumir el del Lyon para diferenciarle del resto. Su facilidad para ver líneas de pase, la naturalidad con la que baja al centro del campo, se incrusta entre los dos mediocentros puros y los libera de presión. Cómo aligera la transición defensa-ataque o cómo es tan versátil como para cae a cualquiera de los costados para superar a su rival en número. Fekir ha perdido comba con respecto a sus compañeros, porque se perdió el año vital en el que Francia volvió a ser Francia en el panorama futbolístico después de muchos años de ridículos con el balón y escándalos sin él.

Pero el fútbol a veces es justo y Nabil Fekir ha vuelto a recibir la llamada de la selección. Al menos, tener la oportunidad de demostrar que aquel que hace dos años se erigía como candidato a liderar al país aún puede tener sitio en la plantilla. La Ligue 1, que cada día tiene más miras por la llegada de estrellas como Neymar, por la aparición de un Mónaco competitivo, necesita que equipos como el Olympique de Lyon asomen de nuevo la cabeza. Nabil Fekir suma 20 goles y cinco asistencias en este inicio de temporada (30 partidos). Cifras sobresalientes para un jugador que no es delantero.

Si el club, eterno vendedor, quiere volver a ser un equipo grande y temible en Europa (no hace tanto que jugaba Cuartos de Final de Champions League y era un coco a evitar en los primeros cruces), debe mantener a su mejor jugador y capitán exactamente donde está. Rodeado de una camada de jugadores jóvenes con futuro y con un proyecto ilusionante. Si él quiere ser mejor jugador, a sabiendas que su club no dice que no a una buena oferta, debe buscar lo mejor para su futuro. Novias no le van a faltar.

*El Premio al Mejor Jugador Joven del año en Francia lo han ganado, entre otros: Zinedine Zidane, Thierry Henry, Robert Pirés, David Trezeguet, Eden Hazard, Frank Ribery, Patrice Evra, Djbril Cissé, Jeremy Toulalán, Samir Nasri, Hatem Ben Arfa, Marco Verratti, Ousmane Dembélé y Kylian Mbappé.