sábado, 30 de marzo de 2013

Germán Pacheco, lo que pudo ser y no fue

Si te das una vuelta por el Calderón o simplemente por ciertos foros rojiblancos, todos coinciden con la espectacular temporada de los de Simeone. Un derroche de optimismo que, como todo, nunca es completo para todos. 

"Simeone se los está cargando, no confía en ellos, Saúl, Óliver y Manquillo deberían ser titulares", se escucha por ciertos sectores de la afición.

Si los entrenadores son muy cuidadosos a la hora de poner a los más jóvenes, el Cholo lo es aún más. Un técnico que quiere que todo salga al detalle, que no acepta el mínimo error y que no comprende de fallos si se trata de poco sacrificio.

Meter prisa a los chavales no es bueno para ellos, algo que bien sabe Germán Pachecho. Nacido en Argentina en el 91, Pachecho llegó al Atleti con 16 años para destacar desde su debut. El día que el Atlético le probó marcó 3 goles y rápidamente fue fichado. En el juvenil coincidió con dos delanteros de gran calidad, Borja y Morata. El primero era el delantero de referencia, mientras que Pacheco jugaba o bien por detrás o bien escorado a la derecha, dejando a Morata sin minutos y provocando su salida del club hacia el Getafe.

Pacheco y Banega
Desde las categorías inferiores de la selección española se trabajó a destajo para que la joven perla rojiblanca fuese seleccionable por el equipo nacional, y bien pronto se le empezó a seducir con entrenamientos con los chicos de Del Bosque con sólo 17 años, además de algún que otro paso por las categorías inferiores. Aunque terminó marchándose con la albiceleste.

"Sé que es una citación para un entrenamiento. Y que debo seguir trabajando mucho en mi club para que vuelvan a citarme. Pero para mi es un orgullo. Hoy no pienso en qué selección quiero vestir. Pienso que tengo una oportunidad única de representar un país que le abrió los brazos a mi familia, y donde mi familia es feliz. Y daré lo mejor de mí. Si luego me llaman de Argentina, se analizará con mi familia y con mi representante", señaló en su día el argentino.

Era 2009, sólo tenía 17 y ya estaba rozando el cielo. Primero, con una exhibición ante el equipo juvenil del Real Madrid en el partido crucial por el campeonato. Los rojiblancos llegaban sin Borja, baluarte de la plantilla, pero con un Germán encendido ante el eterno rival colchonero que hizo los 3 goles que tumbaron a los blancos. Uno de penalti, otros dos de jugada individual. Arrancando desde la derecha, con una zurda prodigiosa, era capaz de zafarse de sus rivales y aparecer por dentro para disparar a portería. Su jugada favorita.

Con un golpeo a balón parado a la altura de muy pocos a esas edades, rápido se le empezó a comparar con Leo Messi y las convocatorias oficiales con las inferiores no se hicieron esperar. Con sus 18 años recién cumplidos, Abel Resino decidió llevarle de pretemporada a la Emirates Cup. Con el 30 a la espalda, Pacheco saltó al estadio del Arsenal con 0-0 para dar un breve recital de movimientos en el tiempo que le dejaron. Para colmo, en una que tuvo, marcó el gol que ponía el 0-1 para los rojiblancos.

Pacheco ante el Arsenal
"Que se quede, este chico es mejor que Sinama, ¡qué clase!", la afición estaba con él. La presión era máxima. Pero en el fútbol, como en todo, tiene que existir una pizca de suerte, que confíen en ti, y sobre todo, que te pongan. Sin casi haber jugado en el equipo C colchonero, Pacheco era un prodigio que ya estaba hecho para jugar en primera, pero no había que quemarle, poco a poco, se pensaba desde el club. Tarde. Al chico le habían prometido el oro y el moro y sin siquiera haber jugado como profesional de forma oficial Abel decidía no contar con él y mandarle al Rayo Vallecano en segunda división para seguir aprendiendo.

Pacheco en el Rayo
Su debut no pudo ser mejor, dos goles en la primera jornada frente al Albacete jugando los 90 minutos. Un mero espejismo. Aquel Rayo no andaba tan bien como lo hace hoy el equipo de Jémez y la permanencia en 2ª era el objetivo inmediato. Con Aganzo, Collantes, Pachón o Rubén Castro entre otros en plantilla, Pacheco quedó relegado a un segundo plano y Pepe Mel, entonces entrenador del equipo decidió apostar por los jugadores veteranos para retomar el curso de la temporada. Y le salió bien, pero no a Pacheco.

9 partidos y 300 minutos después, su vuelta a la casa rojiblanca era una realidad. Pero al equipo B, para recuperar sensaciones y llegar a primera cuanto antes. O al menos esa era la teoría. Allí se encontró con 2 grandes problemas. El primero era su falta de confianza. Pacheco había perdido la sonrisa y lo que es peor, la confianza en su juego. "No es el mismo", decían. El segundo medía 1'90cm, era senegalés y se llamaba Ibrahima Baldé, que en ausencia de Borja -lesionado de larga duración- y del argentino, se había hecho con un puesto en la delantera del filial.

Ni en la derecha, ni en la izquierda, ni en la mediapunta, ni de referencia. Pacheco sólo se parecía a Charles Barkley en la película Space Jam tras haber perdido sus habilidades. Sinama ya no estaba en la primera plantilla e Ibra se hizo habitual en las convocatorias de Quique -fichado en sustitución de Abel-, pero ni por esas. Borja, en estado de recuperación aún, era una opción más viable aún que el argentino. 

Su futuro era una incógnita. Cappa lo quería a toda costa para su equipo, confiaba en él. Pacheco sólo quería regresar a casa para intentar reencontrarse al lado de los suyos. El destino le era indiferente, aunque prefería Vélez, allí donde todo empezó con sólo 13 años.

Al final fue Independiente de Avellaneda el equipo afortunado de conseguir los servicios del joven talento. Sus inicios fueron prometedores pese a no conseguir encontrar portería, pero las criticas por haber marcado sólo un gol en 11 partidos eran demasiado para un jugador frágil de mentalidad. A Menotti no le importaba, le aportaba muchas más cosas que el gol. "Un delantero puede jugar bien o mal, pero si no marca va a ser criticado. Germán tiene ese problema, juega bien, pero no anota", se decía de él. Fue demasiado. Y de nuevo se le apagaron las luces. Otra vez el fantasma de Barkley.

Se deshinchó cual globo. Ya no marcaba, pero tampoco aportaba y las apariciones fueron cada vez más esporádicas, hasta que tuvo que volver al Atlético en un viaje de ida y vuelta. Su nuevo equipo era Gimnasia y Esgrima. Ángel Cappa se había encaprichado de Pacheco, con el que contaba para formar una delantera terrible junto a Schelotto. El joven talento defraudó y Cappa, quien más había confiado en él, se desesperó. Tocado y hundido. Un quiero y no puedo que volvió al Atlético para rescindir contrato. Su sueño de triunfar en el Calderón se desvanecía para siempre.

Sólo 2 años después de llamar a las puertas de los mejores equipos, de asombrar en el Emirates y de hacer que Argentina, España e Italia -de donde posee pasaporte- se pegaran por hacerse con sus servicios en el combinado nacional, Pacheco no era nadie, no tenía equipo. Ni estaba ni se le esperaba.

En un intento de recuperar el crack que llevaba dentro, el Karpaty ruso le contrató, pero en los 6 meses que duró su estancia allí pasó con más pena que gloria. Si a todos los problemas del chico le añades el cambio de frío y de clima, el resultado es Germán Pacheco en su peor versión.

En Perú, una liga menor, se fijaron en el jugador, con un cartel aceptable en sudamérica. Unión Comercio fue su destino, donde sólo estuvo los últimos 6 meses de la temporada pasada. Con el inicio de 2013, una nueva vida ha comenzado para Pacheco. Tras terminar con Unión Comercio se ha enrolado en las filas del Juan Aurich, también de la liga de Perú, donde tras empezar de suplente ha conseguido hacerse un hueco y volver a encontrar portería. Sólo tiene 22 años y posiblemente es demasiado tarde, pero si alguien sabe tratar con Pacheco, que no se olvide que tiene un crack dentro de sí.

Actualización a junio de 2015: Tras un breve paso por el Córdoba, Pacheco ha vuelto a Juan Aurich, donde es la estrella del club. En Perú han iniciado los trámites para que juegue con la selección nacional, aunque él ha afirmado que su primera opción siempre será esperar una futura llamada de Argentina.


viernes, 29 de marzo de 2013

Se llama Esajas o algo así

Recuerdo una calurosa tarde de verano allá por 2004 cuando junto a mis amigos se estaba disputando en los campos del Polideportivo El Soto uno de los típicos derbis entre pequeños y mayores del barrio. No duró mucho, ya que el CD Móstoles -hoy desaparecido por las deudas- tenía que hacer la pretemporada y les correspondía el campo. A nosotros sólo nos quedaba irnos o quedarnos a mirar. Hicimos lo segundo.

"Pues dicen que el Milan ha fichado a un jugador del Móstoles", dijo Claudio. "Se llama Esajas o algo así y creo que es negro", continuó. 

Aunque la conversación quedó ahí, porque nadie sabía nada de dicho jugador, nuestras miradas se centraban en aquellos jugadores, buscando uno que fuera negro, rápido, con desborde, impredecible: un prodigio. Tampoco había muchos.

"Ese no puede ser, es muy malo y ese otro no sabe ni correr. Ya debe haber llegado a Milan o es mentira, pero aquí no hay ninguno bueno", concluimos

Nosotros no lo sabíamos, pero ese era el perfil de Harvey Esajas. Rápido, con nuestros 13 años, acudimos a la fuente más fiable que teníamos a mano: El Pro Evolution Soccer de aquel año. Efectivamente,  en la plantilla rossonera había un tal Esajas. La historia era cierta, pero tenía un doble fondo. Nacido en Ámsterdam, aunque con origen en la antigua colonia holandesa de Surinam como jugadores de la talla de Seedorf, Davids, Hasselbaink, Kluivert, Rijkaard o Gullit, rápido se enroló en las filas del Ajax de Ámsterdam para empezar su formación, donde se hizo amigo inseparable de Clarence Seedorf. Nunca llegó a debutar con los ajaccied pues rápido el Feyenoord se hizo con sus servicios.

Defensa central con 19 años, el día de su debut con los de Rotterdam en un partido amistoso vivió uno de los peores episodios de su carrera. Y es que en una jugada fortuita Esajas le partió la mandíbula a un rival, lo que le costó varios partidos de suspensión.

Esajas (Feyenoord)
Meses después llegó su debut oficial. Curiosamente contra el Ajax. Jugó de titular y marcó en el minuto 18 de partido poniendo el 0-2 en el marcador en el derbi histórico de Holanda. Después, una exhibición de Litmanen pondría el empate final en el marcador. Ese día, Harvey y Clarence intercambiaron sus camisetas. Fue su único partido de la temporada en liga, teniendo apariciones esporádicas en Copa. Igual que sucedió una temporada más tarde, cuando al término de la misma, Esajas finalizó su periplo por Rotterdam con 8 partidos jugados y un gol. Llegó al Groningen, donde su suerte no fue mejor. 1 partido en liga y 8 en copa para un jugador que no terminaba de gustar y que se marchó a jugar a la segunda división holandesa, concretamente al Cambuur primero -donde no llegó a debutar- y al Dordrecht después.  

Decidió mudarse a España y se probó en multitud de equipos sin suerte. Hasta que se enroló en las filas del CD Móstoles de Tercera División. Nada más llegar sufrió la peor lesión de su carrera. Se rompió el tendón de aquiles en un entrenamiento. No logró disputar más de una decena de partidos con el equipo mostoleño, club que abandonó meses después para quedarse sin equipo.

Mediada la temporada 1999/2000, Esajas recibió una esperanzadora llamada. Su eterno amigo Seedorf, triste por ver cómo le iban las cosas, le había conseguido un fichaje relámpago por el Real Madrid. Esajas se imaginó de blanco y no dudó en hacer las maletas. No contento con haber fichado a Rodrigo Fabri, Jarni o Magallanes, Lorenzo Sanz se hizo con un joven holandés de 24 años que venía avalado por Seedorf: Harvey ya era blanco. Parece ser, eso sí, que Clarence se hizo cargo de todos los gastos de su compañero, ficha incluida.

Si bien, el central nunca jugó con el primer equipo y pasó a entrenarse con el conjunto filial. Casualidades del destino, el Inter de Milán ficharía sólo unos meses después a Seedorf, dejando a "su hermano" sólo en tierras madrileñas. El conjunto blanco no renovó al holandés y quedó vagando en busca de equipos por España. Primero intentó suerte en Zamora, donde jugó media temporada para luego ser rechazado por falta de nivel. El cartel de haber pertenecido al Real Madrid le abría muchas puertas, que se cerraban en cuanto se calzaba las botas.

Esajas, con su 1'85cm de altura, pasaba de largo los 100 kilos de peso. Clarence le consiguió pruebas en el Torino y Fiorentina pero, si estando en forma habría tenido problemas para pasar los test, ni imaginar quiero qué pensaron los directivos cuando le vieron llegar pasado de peso tras meses de inactividad. La negativa fue evidente y de nuevo el sueño se había truncado y decidió colgar las botas con sólo 25 años. Se acababa, para siempre, su carrera. Empezó a ganarse la vida fregando platos en un restaurante de las afueras de la capital madrileña para terminar trabajando en un circo. Su nueva vida no le gustaba, no era suficiente, no estaba feliz.

El bueno de Seedorf -ya en el AC Milán-, decidido a ver feliz a su amigo, tenía aún una última bala en la recámara. Tras muchas charlas con Berlusconi consiguió lo imposible: Harvey iba a entrenar con el filial del Milan y se le iba a hacer un contrato que empezaría el día que él estuviera 100% en forma.

Dos duros años de trabajo que se vieron recompensados en 2004, cuando había conseguido bajar cerca de 20 kilos su peso -y aún así se le veía algo pasado- y había sentido de nuevo las sensaciones de ser futbolista. Con una defensa con nombres como Costacurta, Stam, Maldini, Coloccini o Kaladze, el holandés tenía imposible volver a jugar en un primer equipo. Pero la historia le iba a guardar un par de últimos buenos recuerdos.

Con 30 años entró en algunas convocatorias del equipo rossonero, siendo la última opción a la hora de jugar algunos minutos. Pero en enero de ese 2005, Ancelotti le dio la oportunidad de sentirse de nuevo futbolista. En un partido de Copa Italiana ya finiquitado, Esajas entró como mediocentro sustituyendo a Ambrosini para jugar los últimos 3 minutos frente al Palermo. Incluso cerca estuvo de dar una asistencia de gol, pero Tomasson no encontró portería en el mano a mano.

Esajas entra por Ambrosini
Lo había conseguido, con el 30 a la espalda -como homenaje a su edad- Esajas había vuelto a jugar un partido oficial, en un primer equipo y lo mejor, al lado de su amigo Seedorf.

Esajas y Seedorf
Nunca más volvió a vestirse de corto y su último recuerdo en el equipo de San Siro es agridulce. Ancelotti le incluyó en la expedición que viajaría a la final de la Champions League, aquella célebre final que el Liverpool remontó en la segunda parte y terminó ganando por penaltis.

Una vez había cumplido su objetivo de volver a jugar, Esajas terminó contrato con el Milan y se dejó ver por los campos del Legnano y el Lecco -de la 3ª división italiana- durante un par de años para colgar las botas, ahora sí definitivamente, en 2007.

Esta es la historia de Esajas, el hombre que puede presumir de tener en su haber las camisetas de 4 de los más laureados Campeones de Europa, el mejor de los peores o el peor de los mejores. Aquel que pasó de fregar platos y trabajar en un circo a jugar en el Milan. El hombre que tiene grabado a fuego la descripción de su carrera: "Mi historia es la de un hombre que hizo posible lo imposible".

Esajas en su debut con el AC Milan

miércoles, 27 de marzo de 2013

El hombre que cambió la historia del Barça

Corría el final de año de 2003. El invierno era frío y en Barcelona todos estaban un poco más helados de lo normal. El FC Barcelona estaba séptimo en liga, a 15 puntos del Real Madrid y 16 del Valencia y sin opciones a nada. En Europa, la UEFA era el único objetivo más o menos viable al estar clasificados para tercera ronda donde se medirían al débil Brondby y en Copa del Rey el club iba a ser eliminado sólo unos días después de que empezara el 2004 por el Zaragoza, a la postre campeón.

El equipo entrenado por Rijkaard y liderado por Ronaldinho había decaído tras su inicio de campaña esperanzador. Sólo un año antes, los azulgrana había terminado sextos en liga gracias a una derrota del Athletic Club de Bilbao en la última jornada.

Pero en los despachos se estaba cociendo un futuro sin siquiera saberlo. La todopoderosa Juventus de Turín, que acababa de perder la Champions en penaltis, veía como se rompían las relaciones entre su entrenador, Marcello Lippi, y uno de sus mejores jugadores, Edgar Davids, que había sido pilar fundamental en los dos campeonatos ligueros consecutivos de la Vecchia Signora.

Davids y Laporta
Las dos derrotas seguidas ante Levante y Racing de Santander enfadaron a la afición, que veía además cómo llegaba un jugador para engrosar el clan de los holandeses que para nada estaba funcionando. Con fama de rebelde por no querer renovar con la Juventus y cuya ficha se acercaba a los 2 millones de euros por sólo 6 meses -4 millones en caso de que el jugador continuara la siguiente temporada en el club catalán- el Barcelona se había hecho con los servicios de Edgar Davids..

Si bien Davids había demostrado todo su potencial durante años en 3 de los mejores equipos de la historia como eran el Ajax de Amsterdam, el Ac Milán y la Juventus, su lado oscuro era algo que preocupaba. Se trataba de la estrella de la época de la firma deportiva Nike, de un jugador que había sido suspendido en 2001 durante 5 meses sin competir por dar positivo en un control antidopaje y del que no se sabía cómo sería su adaptación de un fútbol tan físico y duro como el italiano al español, más técnico y pausado.

En 1999, con sólo 26 años, tuvo un problema en el nervio óptico. Sufría glaucoma, una enfermedad que podía hacerle perder la visión total, algo que él ya tenía afectado. En la flor de su juventud, el holandés -aunque nacido en Surinam- vio su carrera peligrar.  Se tuvo que aplicar un colirio especial que daba positivo en los test antidoping, pero no resultó, por lo que era necesario que el medio centro pasase por quirófano. Desde entonces empezó a llevar unas gafas protectoras, que se convirtieron en su seña de indentidad.

Desde que firmó por el club catalán se hizo con un puesto en el medio del campo. Rijkaard no tenía dudas y el hueco que desde entonces se repartían Motta y Gerard fue a parar al nuevo "3" azulgrana: El Pitbull. Al lado de un imberbe Xavi y de un Cocu que daba sus últimas tardes de gloria en Barcelona, Edgar se erigió como un líder en la parcela ancha, con total libertad de movimientos y capaz de llevar la transición del equipo desde abajo hacia arriba. Box to box. Además, su función principal, la de cortar juego rival, la solventó sin problemas asombrando a toda la liga con su potencia, físico y capacidad de corte descomunal.

Davids y Salgado
No exento de calidad con la pelota, rápido supo asociarse con Ronaldinho y Xavi para llevar al Barcelona a ser segundo a final de liga, recortando la distancia con el Real Madrid hasta pasarle en la tabla y quedando sólo por detrás del Valencia. El equipo catalán, que había anotado 26 goles y encajado 25 hasta su llegada, hizo una segunda vuelta mucho mejor con 37 marcados y 14 recibidos. Él, sólo hizo un gol. Fue el 5-0 contra el Albacete y lo celebró como si se tratase de un título. Entre la afición ya no quedaban dudas con el holandés. Sólo una: ¿Se iba a quedar?

Pese a la insistencia de Laporta, el gusto de Rijkaard por el jugador y las réplicas de la grada, Davids había acordado antes de su llegada a Barcelona un fichaje por el Inter de Milán en verano. Había jugado 6 meses para ayudar a un club que sabía que no iba a ser el suyo. 

El entrenador holandés había dado con la tecla. La temporada siguiente Rafa Márquez iba a jugar de pivote y tras años tambaleándose por zonas bajas de la tabla, el Barcelona se hizo con la Liga y la Champions, dando origen al equipo supercampeón de Rijkaard que luego mejoró Guardiola y que hoy conocemos bajo el mando de Tito Vilanova. Un equipo que posiblemente no conociéramos hoy en día si en aquel invierno de 2003, Rijkaard no le hubiera suplicado a Laporta el fichaje de un tipo con gafas que se partía el pecho en todo el campo por la camiseta que defendía.


"El Barcelona no es un equipo normal, es un equipo lleno de dioses mitológicos. Están en otro nivel por encima de todos los otros equipos", señaló el holandés la temporada pasada.

Hoy, con 40 años, y con 3 ligas de Holanda, 3 ligas Italianas, 1 Champions, 1 Copa de la UEFA entre otros  muchos trofeos en su palmarés, Edgar Davids sigue siendo jugador-entrenador en el Barnet FC, de la 4ª división inglesa.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El Caso Mascherano

Por todos es sabido mi devoción por Javier Mascherano. Desde sus últimos partidos con River hasta su llegada a Europa de la mano del West Ham y luego Liverpool, donde se coronó como el mejor '5' del mundo. Y todos sabéis lo poco que me gustó cuando se fue al Barcelona porque si bien él es un jugador de corte -el mejor en ello-, que el Barça tenga el 70% de posesión a cada partido no le ayuda. Pese a todo, se ha sabido reciclar y juega de central con bastante solidez, aunque no es menos cierto que comete errores de bulto originados por la dificultad que supone una reconversión de posición en el fútbol. Si naces defensa, eres defensa.

Mascherano
En 2009 Mascherano, aún en el Liverpool, era ídolo de masas. Maradona, entonces seleccionador argentino, promulgó a los 4 vientos una frase que le definía en el panorama futbolístico: 'Mascherano+10'. Así es como iba a jugar su selección, dándole al Jefecito la capitanía de la albiceleste con sólo 24 años. Las cualidades físicas del '20' del Liverpool no sólo asustaban a los rivales, sino que ponían en entredicho si era de este planeta. Sus números eran desorbitados. De media, un jugador de fútbol corre entre 9 y 11 Kilómetros por partido. Mascherano hacía 15 Km. Su rendimiento y potencia eran inexplicables.

La gota que colmó el vaso la puso un desconocido señor llamado Luis Dapelo, quien aprovechó el éxtasis nacional por el nuevo capitán sacando a la luz en diversas plataformas online una serie de vídeos en las que, haciéndose pasar por detective, investigaba sobre extraños sucesos surgidos entorno al propio Mascherano. Ahora, para no romper la magia, os invito a que veáis los vídeos antes de seguir leyendo. 









Todo comienza en una habitación extraña, oscura y solitaria, en la que el señor Dapelo se graba en primera persona en lo que parece en principio una grabación de despedida, pero que resulta ser el principio de una absurda historia. El detective se pone a investigar tras la llegada anónima de una carta a su casa en la que reza el siguiente mensaje: 'Cuenten la verdad de Mascherano'.

Dapelo recoge los bártulos y se emprende en un viaje hacia San Lorenzo, lugar de nacimiento de Mascherano, donde todo el mundo parece tener algo que ocultar y nadie sabe nada de dicho jugador. Hasta la llegada de una señora que, tan misteriosa como irreal, conduce a Dapelo hasta un profesor de Educación Física que había compartido equipo en las inferiores con Mascherano. Realmente no dice nada, pero deja entrever que algo raro hay, que él lo sabe pero que no puede hablar, limitándose a dar unas breves señas para que el detective continúe por su camino e insinuando que Mascherano cambió de golpe de una navidad a otra.

Acompañado siempre por una música de intriga, Dapelo se cuela en un edificio abandonado en la dirección que le había dado su única, hasta ahora, fuente. En el interior, trastos y máquinas abandonadas. Las fotos encontradas donde aparecen experimentos médicos con diversas personas, además de caballos y perros, inducen al espectador a quedarse viendo el vídeo. Además, en el fondo de un cajón aparece el expediente de Javier Mascherano.

Luis Dapelo
Tras continuar la investigación, se topa con hasta entonces la joya de la corona. Le muestran una foto 'Top Secret' en la que Mascherano deja ver una enorme cicatriz que atraviesa todo su pecho. Sospechoso.  Después, unas siglas que coinciden con la marca de un pequeño motor para coches. Luego de contactar y mantener una charla con el doctor que le trató, todo había salido a la luz: Mascherano no era más que un conejillo de indias, le habían manipulado y utilizado para meterle un motor dentro de su cuerpo que regulaba su potencia. Increíble. 

La página web congregó millones de visitas de gente que buscaba conocer la verdad. Se empezó a especular con que se trataba de una campaña publicitaria de Fiat -ya que se nombre la marca casi al final del vídeo-.Con el tiempo y tras la expectación generada, Fiat confirmó la autoría de la investigación, siendo el último anuncio para publicitar su nuevo motor. Dapelo, quizás para intentar dar fuerza a la campaña, negó que se tratase de publicidad tras la confirmación de Fiat entrando en una pequeña guerrilla.

Por cierto... Esta es la foto original. 


Coloccini, Burdisso y Mascherano, Alemania 2006


martes, 19 de marzo de 2013

Bye bye, Sir Michael

Era el 6 de mayo de 1997. Contra todo pronóstico, el Liverpool caía por 2-0 en el campo del Wimbledon -hoy refundado como MK Dons-. El equipo entrenado por Roy Evans se encontraba en la segunda plaza y se jugaba la liga, mientras que los locales, hoy en League One, luchaban por plazas europeas.

Ante la imposibilidad de batir al meta rival, en el minuto 57 Evans echó una mirada rápida a los jugadores que calentaban en la banda y le llamó. "¡Tú, Michael!". Sin saberlo, había nacido una estrella. Con menos de 1.70 cm de altura,  y con 17 años, 4 meses y 23 días de edad, un imberbe Michael Owen saltaba al campo con una camiseta con el dorsal 18 que le podría servir casi de camisón. Nada más salir, el temido y violento Vinnie Jones le dio la bienvenida, le presentó sus credenciales y le enseñó cómo se jugaba en Primera y cómo jugaba él. Ya me entendéis.

Bajito, débil, joven y tímido. Lo tenía todo para ser intimidado, pero Michael era distinto. Sólo 17 minutos después, ya había perforado la portería de Neil Sullivan y permitía soñar a los Reds con luchar por el título. El Liverpool perdió el partido y no terminó campeón por varios puntos de diferencia, pero había ganado un futuro.
Michael Owen Debut
Karl-Heinz Riedle, flamante fichaje del Liverpool aquel verano, afirmó no conocer al tal 'Owen' que tan por las nubes ponían antes de su llegada. Nada más llegar a su nuevo club y ver un par de entrenamientos tuvo que retractarse. "Es increíble, le ves jugar y te das cuenta de todo lo que hace y sólo tiene 17 años. En uno o dos años será un jugador muy grande", confirmaba el alemán. No se equivocaba. A la siguiente temporada, su buen estado de forma y la irregularidad de Robbie Fowler le llevaron a disputar toda la campaña anotando 18 goles. Los premios no se iban a hacer esperar: Máximo goleador del año, mejor jugador del año, mejor jugador joven del año y la llamada de la selección. Owen iba a jugar el Mundial 1998 con Inglaterra.

Premio Jugador del año
Meses antes ya había debutado con la selección siendo con 18 años, 1 mes y 28 días el jugador más joven en jugar con Inglaterra -luego superado por Walcott y Rooney-.

Durante el torneo estuvo a la sombra de Sheringham en los dos primeros encuentros, pero sus actuaciones como revulsivo le dieron la titularidad en el partido definitivo y en el cruce de Octavos de Final, su consagración. Si bien contra Rumanía marcó siendo el jugador más joven en marcar un gol en un Mundial, contra Argentina anotó un gol que quedó para el recuerdo de todos y dio la posibilidad de soñar a los pross.  Batistuta había adelantado a los albicelestes y Alan Shearer había empatado la contienda. Owen no quiso perderse la cita de históricos depredadores del área.

Arrancó desde el medio del campo controlando de espuela una asistencia de Beckham, dejó atrás a Chamot con un cambio de ritmo endiablado y encaró a Ayala, amagó por la izquierda, se fue por la derecha con suma facilidad y evitó la salida de Roa colocando el balón en la escuadra más lejana. Todo el estadio se levantó a aplaudir la joya que acababan de presenciar realizada por un joven que vestía de blanco, que llevaba el 20 a la espalda y que no sabía hacer otra cosa que sonreír. Sólo tenía 18 años y ya se había puesto el mundo por montera. Después, el eterno Zanetti empataría tras una jugada ensayada de locura de Passarella, Beckham se autoexpulsaría al agredir a Simeone y Argentina se clasificaría en la tanda de penalti, una tanda en la que Owen volvía a poner el balón en la misma escuadra.



Una temporada después repitió sus números con 18 goles en liga, sólo superado por Yorke (19) y Hasselbaink (21), pero el Liverpool no sólo no ganó el campeonato, sino que la campaña fue horrorosa y el equipo terminó en mitad de tabla.

Owen FA Cup (2001)
Owen estaba creciendo a pasos agigantados. Por encima de sus posibilidades que dirían algunos ahora y en su cabeza sólo cabía el gol. Sin saber que se le venía encima el peor enemigo de los futbolistas: las lesiones. La 1999-2000 fue muy extraña. Reduciendo sus apariciones y sus goles  a causa de los primeros problemas físicos de su carrera, Owen fue el líder del combinado nacional que fracasaría con estrépito en la Eurocopa 2000 tras estar inmerso en el grupo de la muerte.

Sin saberlo, inició en la 2000-2001 la mejor temporada de su vida en la que iba a escribir su nombre en el hueco de unos pocos elegidos para pasar a la historia como una leyenda. Y es que pese a las nuevas lesiones musculares que le dejaron fuera 2 meses de la temporada, el Liverpool se alzó a final de junio con la FA Cup -ganando al Arsenal con una exhibición y doblete de Michael-, con la Copa de la Liga -hoy llamada Capital One Cup-, con la UEFA en una final antológica frente al Alavés, para seguir encumbrándose en ese mismo 2001 con la Community Shield y la Supercopa de Europa tras batir a Manchester United y Bayern de Munich respectivamente, con Owen marcando los dos goles decisivos. Además, en liga, el equipo acabó 3º dando opción a jugar la siguiente temporada en Champions League. El debut con los mayores.

Para culminar un año mágico fue condecorado con el Premio Balón de Oro 2001 que designaba al mejor jugador del mundo de ese año.

Owen con el Balón de Oro (2001)
Cada día estaba mejor el Liverpool y cada día Owen era más grande. Sólo tenía 21 años, pero consiguió, una temporada más, terminar como máximo goleador del equipo con 19 goles pese a las nuevas lesiones musculares. En Europa, el equipo del Mersey fue eliminado por el Bayer Leverkusen que terminaría como subcampeón del torneo. Pero él necesitaba títulos. Un año en blanco era demasiado para él.

En la 2002-2003 el Liverpool terminó siendo campeón otra vez de la Copa de la Liga con otra soberbia actuación del "10". Pero las cosas en liga no terminaron bien y el equipo quedó fuera de los puestos Champions. Owen crecía por encima del equipo, al que le iba a dar una última oportunidad, el equipo de sus amores. Una última oportunidad que no fue satisfactoria con el Liverpool quedando a 30 puntos del líder y otra vez con el delantero manteniendo el tipo. Era el momento de su marcha. Nunca imaginaba que los mejores momentos de su carrera ya habían pasado, con sólo 24 años, y que todo lo que iba a venir iba a ser peor.

Antes de fichar por otro club disputó con Inglaterra la Eurocopa 2004, volviendo a marcar en la competición y llegando hasta los Cuartos de Final, superados por Portugal -otra vez en los penaltis-, anfitrión y posteriormente subcampeón del torneo.

Owen en la presentación oficial
Sin tiempo para descansar y sin darse cuenta se había convertido en uno de los galácticos de Florentino Pérez. Allí se encontró con Ronaldo y Raúl, que le privaron de ser titular, y con Morientes, con quien incluso luchaba para ser el tercer delantero. Jugó 36 partidos en liga, siendo en 20 de ellos titular y sólo completando 6 encuentros enteros. Convirtió 14 goles y se le empezó a tratar como el jugador número 12. "Juega los últimos minutos y siempre marca", decían de él. No les faltaba razón. Con un Ronaldo encendido y con un Raúl que jugaba más por lo que había sido que por lo que era, el inglés esperaba su oportunidad desde el banquillo con menos minutos sobre el terreno de los que merecía.

Además, no marcaba goles para maquillar el resultado, sino que lo hacía en momentos puntuales para dar puntos a los blancos o para sentenciar a equipos como el Barcelona. Un gol cada 135 minutos era su ratio, mientras que Ronaldo hacía uno cada 134 y Raúl marcaba cada 285 minutos. No había color, pero sí para Vanderlei Luxemburgo. Había coincidido la mejor temporada física con la que menos minutos había disputado. Se sentía infravalorado y desaprovechado y el Real Madrid no se podía permitir el lujo de tener a un jugador de su clase en el banquillo, por lo que ambas partes decidieron que su salida era lo mejor.

Un año después, terminaba su aventura por España y volvía a Inglaterra, a un Newcastle que había pagado 25 Millones de euros por él y que tenía un proyecto serio para pelear con los grandes de Inglaterra años después. Owen llegó lesionado y se perdió el principio de temporada con los magpies. Durante todo el año arrastró problemas musculares pero, en diciembre, llegó la peor noticia. Se había roto un dedo del pie, su temporada se había terminado y peligraba el Mundial 2006. El calvario había empezado.

"Es frustrante, pero todo el mundo sufre lesiones. Lo único que me consuela es que aún queda mucho para el Mundial", señaló en su día el 'Golden Boy'. Se le metió entre ceja y ceja jugar el Campeonato del Mundo y volvió en la penúltima jornada de la liga para ilusionar a toda Inglaterra. ¿Había vuelto para quedarse? Lo peor estaba por llegar

En el minuto 3 del tercer partido de la Fase de Grupos el balón le cayó en banda. Él controló y lo devolvió, pero en un sólo segundo, su fútbol se había terminado. Un mal apoyo acababa de terminar con esa chispa que sólo él poseía y que le hacía diferente. Como el 'Sir' que siempre fue -y que algún día le otorgarán de forma oficial- se marchó gateando hasta la banda para no interrumpir el partido. Sus ligamentos de la rodilla ya estaban rotos y las pruebas lo revelarían un día después. Maldito pase, fatídico momento. El momento fue terrible


"Es una gran pérdida, esperamos hacerlo bien en Alemania y poder dedicárselo a Michael", señaló tras el partido Eriksson, entonces seleccionador inglés. Inglaterra no pasó de Cuartos de Final, pero Owen ya se había vuelto antes para casa. Sólo tenía 26 años, aunque ya llevaba casi una década en lo más alto. La caída ahora venía en picado. Sólo disputó 3 partidos con el Newcastle en la siguiente temporada. Casi un año en blanco. Demasiado. La recuperación fue dura y no tuvo más remedio que reciclarse. Iba a volver a marcar, iba a volver a dar tardes de gloria y a levantar a la Toon Army de sus asientos, pero ya no era el mismo, ya no era Owen. Casi 30 partidos con 16 goles servían para demostrar que siempre había sido grande, pero había perdido su esencia. Dejó de ser ese jugador rápido y hábil con un cambio brutal de ritmo y se convirtió en un oportunista como lo era Raúl, quizás el jugador que se cruzó en su carrera cual gato negro.

Un año más tarde llegaría un nuevo varapalo. El equipo del noreste de Inglaterra había juntado a jugadores como Coloccini, Given, N'Zogbia, Geremi, Jonás, Duff, Viduka, Nolan, Barton o Martins para intentar el asalto a la liga sin saber lo que se les venía encima. El descenso. Desde el primer minuto de la temporada las cosas fueron mal, Owen nunca estaba al 100% . La derrota en la última jornada consumó el descenso de las urracas, y eso que Michael había entrado en la recta final para intentar salvar al equipo. Y cerca estuvo de hacerlo, pero el empate no llegó.

Sin darse cuenta habían pasado 4 años de su carrera. 4 años perdidos desde aquella fatídica lesión del dedo del pie. Sólo le faltaban un par de meses para cumplir los 30. Abandonó Newcastle pero no tenía ofertas. Sonó para Villarreal y Atlético de Madrid, pero se decía que estaba acabado. Y entonces, apareció Ferguson para brindarle una última oportunidad en un grande. Quería tener su nuevo Solsjkaer. En el fondo Owen seguía teniendo cara de niño y siempre había sido un asesino. ¿Por qué no?

Con los Diablos Rojos fue campeón de Liga -su sueño hecho realidad-, volvió a ganar la Copa de la Liga marcando el gol de la victoria y sintiéndose de nuevo jugador. Además marcó en el último minuto el gol de la victoria frente al Manchester City en uno de los mejores derbis que se recuerdan. Un año después volvería a ganar la Community Shield y se quedaría a las puertas de la Champions League al perder la final contra el Barcelona. Pero su participación en ese último año había descendido considerablemente hasta el punto que en la siguiente (2011-2012), sólo iba a jugar un encuentro de liga entre lesiones y decisiones técnicas.

Y cuando su retirada estaba más que próxima, el Stoke City le dio una nueva oportunidad. El equipo en el que hoy milita realiza posiblemente el fútbol que menos se ajusta a sus características como jugador -más aún ahora con su edad y sus problemas físicos-.

Hoy Michael Owen ha anunciado que se retira a final de temporada. Hoy, hemos sabido el día que le diremos adiós a una estrella para dar paso a una leyenda. Gracias, Sir Michael.


lunes, 18 de marzo de 2013

Bélgica: la generación que viene

España es la campeona; Alemania, la eterna aspirante cuya generación brillante merece algo; Brasil es la anfitriona y está obligada a ganar o llegar lejos tras sus últimas decepciones; Francia tiene a la generación del 87 -Ben Arfa, Nasri, Benzema, Ménez- que asombró al mundo en categorías inferiores algo más hecha para liderar un proyecto; Holanda, tras tocar el cielo en Sudáfrica y caer al infierno en la Eurocopa se ha renovado para intentar la hazaña; Argentina tiene a Messi, ese que buscará un Mundial para ser coronado al fin por todos como mejor jugador de la historia. Pero, ¿qué pasa con Bélgica?

Más que difícil es imposible pensar que un equipo que lleva 12 años sin jugar una edición final de un gran torneo -Mundial o Eurocopa- pueda llegar y ganar así de repente. Claro, nadie se acuerda de Grecia.  En realidad, yo no hablo de ganar, hablo de competir y permitir soñar. Bélgica es una de esos muchos combinados a los que la historia le debe algo. El equipo que durante las décadas de los 70' y 80' se quedó a las puertas de ser campeón de una Eurocopa y rozó la final de un gran mundial que encumbró a Maradona.

Actualmente -14 de marzo de 2013- están en la posición número 19 en el Ranking FIFA y en sólo un año han ascendido 25 posiciones, pero no sería de extrañar que en las próximas actualizaciones continuasen escalando posiciones.

Con un equipo joven, muy joven, y con sólo margen de mejora, Marc Wilmots ha conseguido renovar la plantilla y conseguir mezclar jugadores con mucho toque y otros muy físicos, haciendo un equipo temible con el balón y muy sacrificado sin él. El camino es muy largo y ni siquiera están clasificados para Brasil 2014, pero sí lideran el Grupo A por delante de Serbia y empatados con Croacia.
Courtois

En la portería, Mignolet -uno de los 3 porteros más en forma de la Premier- se postulaba como titular, hasta que Thibaut Courtois (20) le ha sentado tras unas actuaciones soberbias tanto en Liga con el Atlético de Madrid como en la fase de clasificación con la selección. De hecho, a él se le deben varios puntos conseguidos hasta la fecha.

Vermaelen (I) y Kompany (D)
La defensa es un seguro por arriba y ellos son los encargados de empezar a sacar el balón jugado. Con jugadores de un corte especialistas en el toque de balón, el equipo sale desde atrás con mucho criterio, elaborando jugadas limpias y aprovechando el pase en corto y en largo. Pero posee dos grandes defectos. El principal que suele estar compuesto por 4 centrales. Kompany (26) y Vertonghen (25) como centrales y Vermaelen (27) y Alderweireld (24) como laterales. Sólo cuando juega Gillet (29) en detrimento de este último lo hace un lateral natural. Se trata de una defensa alta y fuerte por arriba, pero sin profundidad para apoyar al equipo en las bandas. Además, el hecho de querer jugar el balón desde abajo, al ser un equipo aún muy poco trabajado hace cometer imprecisiones en el pase que suponen caros disgustos. Hablamos de Kompany y Vermaelen, el primero premiado como mejor defensa de la Premier la temporada pasada y el segundo uno de los mejores y de Vertonghen, jugador revelación del Tottenham y jefe de la defensa desde el primer día. Los 3, titanes por arriba tanto en ataque como en defensa.

En el mediocampo se vuelven a unir la calidad y la potencia. Witsel (24) y Fellaini (25), eternos amigos desde las inferiores ponen la potencia, la recuperación y el juego directo. Sus nada habituales cabelleras rizadas les hacen llamativos sin siquiera salir al campo. Por el primero se pagaron 40 Millones de Euros el pasado verano, mientras que el segundo es la base que sostiene al Everton en la zona alta de la tabla y por el que se preparan ya ofertas millonarias de equipos como Manchester City y Chelsea. Dembelé (25), jugador tan polivalente como eficaz, capaz de jugar de mediocentro defensivo, como creador hasta jugar como delantero o caer a banda como hacía en el Fulham. Para competir, Defour (24), el jugador con el que soñaba media Europa hace un par de años y que se convirtió en la eterna promesa que hoy no ha explotado aún en el Porto. 
Fellaini (I) y Witsel (D)
Eden Hazard
En la zona de tres cuartos, clase e improvisación. O lo que es lo mismo: Hazard (22), el jugador llamado a liderar este proyecto, aquel que Zidane quería para el Real Madrid y que él veía como futuro balón de oro y por el que el Chelsea pagó una cantidad millonaria. En un costado, Dries Mertens (25), sensación en la Eredivisie con el PSV y capaz de realizar jugadas imprevisibles. Un mago de la asistencia. Junto a ellos, por un puesto deberán pelear un imberbe Kevin de Bruyne (21) y Kevin Mirallas (25). El primero también perteneciente al Chelsea. Una joven promesa aún sin hacer con mucho futuro, regate impredecible, desborde mortal y muy buen último pase además de una velocidad endiablada. El segundo lastrado por las lesiones en el Everton pero que con continuidad está demostrando poder dar grandes tardes de gloria.

Christian Benteke (I) y Romelu Lukaku (D)
Arriba, hace mucho que los hermanos Mpenza caducaron y han dejado su sitio a dos bestias con gol y potencia. Pura pólvora. Los dos delanteros revelación de la Premier League. Uno pertenece al Chelsea pero juega en WBA, el otro, al Aston Villa. 22 y 19 años. Benteke y Lukaku. Si bien era Romelu el que parecía se iba a hacer con la titularidad, el que venía pisando fuerte desde el Anderlecht como el futuro mejor "9" del mundo, ha sido Christian quien se ha ido ganando salir desde el principio. Por estilo de juego Wilmots sólo juega con un hombre arriba, pero si ambos siguen así Bélgica deberá solicitar que dejen jugar el fútbol con 12 hombres. 13 goles cada uno en Inglaterra, Lukaku se ha tenido que partir la cara con Shane Long por ser titular, mientras que Benteke se ha ganado él solito ser siempre de la partida con actuaciones que permiten al equipo de Birmingham soñar con no descender. Se antoja muy difícil que el año que viene no salga a un grande. Con mejor ratio de goles/minuto para Romelu, Benteke en cambio dosifica sus goles para dar puntos con sus aciertos.

A esto hay que sumar hombres seleccionables, y aún más jóvenes, como Dennis Praet, Bakkali o Januzaj. Esto promete.

Un equipo aún muy joven, con muchos jugadores sin experiencia y con demasiado que aprender, pero con un hambre de victoria descomunal. Con jugadores para jugar de forma individual, rápido, al toque y directo, infinidad de variantes al fin y al cabo. Un equipo que sólo quiere soñar. Cosas más difíciles se han visto.

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viernes, 15 de marzo de 2013

Manolito, ¡levántate y anda!

Adebayor (M. City)
El pequeño Emmanuel tenía ya los 4 años y aún sus pies no habían tocado el suelo. Nacido en Togo en 1984, una extraña discapacidad le impedía dar un sólo paso y se desplazaba a hombros de su madre o gateando. De una familia pobre y en un país nada desarrollado, nadie encontraba una solución para el pequeño Emmanuel. 

Fue entonces cuando su madre Alice, en un acto de fe, decidió buscar soluciones por todo el continente. Nigeria, Senegal o Ghana entre otras, y absolutamente nada. En ningún lugar conocían el extraño problema, nadie podía ayudar al pequeño de la familia Adebayor. Con todo ya perdido, Alice decidió volver a casa con las esperanzas perdidas totalmente. 

Una vez allí, entre querer y no poder dejar de luchar por su hijo, encontró una última opción para buscar la cura a su hijo: la religión. Toda la familia al completo entró en la iglesia del pueblo y todos los allí presentes rezaron por el pequeño, por el que también pidieron ayuda a los sacerdotes.

Adebayor (As Mónaco)
"Dijeron que iban a rezar por mí durante una semana y que, si no me curaba en esos 7 días, nunca podría andar", contaba hace unos años un emocionado Adebayor. Llegaron allí un domingo y por la noche todos los presentes se reunían a la misma hora para empezar con las oraciones. Los días pasaban y las esperanzas se agotaban, a la par que aumentaba la desesperación.

Hasta que llegó de nuevo el domingo por la mañana y la familia entró como de costumbre en la iglesia. "Mi madre rompió a llorar, era ya el último día y no había conseguido dar ni un sólo paso", decía el hoy delantero del Tottenham.

Casualidades de la vida, en el patio de la iglesia cada tarde se juntaban los niños para jugar al fútbol haciendo del pequeño espacio un improvisado terreno de juego y de las columnas del edificio unas perfectas porterías. Y claro, los sábados y domingos, los grandes encuentros se disputaban por la mañana. Emmanuel, evidentemente, nunca jugaba pero siempre se quedaba hechizado al ver a sus amigos disfrutar del balón.

La misa estaba ya en su fase final y todos los presentes rezaban con máxima tranquilidad, paz y concentración, en un sepulcral silencio que sólo fue interrumpido por los golpes y botes del balón dentro de la iglesia. Y es que uno de los pequeños había chutado tan fuerte que la pelota se había colado dentro de la capilla. Y cuando los allí orantes volvieron la cabeza entre el susto por los ruidos y el enfado por la ruptura de las plegarias, el milagro se hizo realidad.

Adebayor (Arsenal)
El pequeño Emmanuel se levantó y arrancó a correr hasta conseguir alcanzar el balón ante la atónita mirada de toda la iglesia. Adebayor había corrido sin antes andar, su cura tenía nombre propio y ese no era otro que el del fútbol.

"Mi madre estaba aterrada, nunca me había visto andar y de repente yo estaba corriendo. Yo sólo quería coger ese balón y fue lo que hice, además, dicen que lo agarré muy fuerte", continuaba el togolés.

De pronto, todos fueron a rodear al pequeño para observar el milagro, al que siguieron multitud de besos y abrazos. "Tu hijo está destinado a vivir su vida con el fútbol, él se ha curado gracias a ello", no paraban de repetir en la iglesia los presentes. "Entonces supe que mi hijo había nacido para el fútbol", afirmaba su madre.

Desde entonces, la familia Adebayor adquirió una gran fe en la religión, algo que hoy ha heredado el no tan pequeño Emmanuel. "Todo lo que soy lo soy gracias a Dios. Me considero un milagro. No hay nada más importante en mi vida que él y todo lo que soy lo pongo en sus manos".

A día de hoy, Adebayor es delantero centro, un jugador alto y espigado, un portento físico. Algo inimaginable cuando era sólo un crío. Ha jugado en algunos de los clubes más importantes del panorama mundial como el Arsenal, Real Madrid o Manchester City y formó parte del Mónaco que quedó subcampeón de la Liga de Campeones en 2004. Este es Emmanuel Adebayor, el hombre que anda gracias al fútbol.

jueves, 14 de marzo de 2013

La culpa es de Pellegrini

Málaga está de fiesta. Isco y Santa Cruz dieron con sus goles, en una noche mágica, el pase a los Cuartos de Final de la Champions League. El equipo boquerón se ha metido entre los 8 mejores equipos de Europa cuando hace sólo 2 años coqueteaba con el descenso. Pero ni Isco, ni Joaquín, ni el ya olvidado Cazorla tienen culpa de los éxitos de un equipo que está cosechando los mejores resultados de su historia. La culpa es de Pellegrini.

Manuel Pellegrini, Villarreal
El técnico que lo ganó todo en Sudamérica con equipos de la talla de River y San Lorenzo -aún posee varios récords históricos que no se han superado-, viajó hasta Europa para hacerse cargo de los servicios del Villarreal.

En su primera temporada consiguió la mejor clasificación del equipo castellonense en toda su historia, quedando tercero sólo por detrás de FC Barcelona y Real Madrid, consiguiendo así su primera participación en Champions League. Ese año, además el equipo consiguió llegar hasta los Cuartos de Final de la entonces llamada UEFA. Con Riquelme llevando la manija y Forlán marcando goles a pares -ese año fue ganador de la Bota de Oro-, el Villarreal hacía el fútbol más fino y eficaz de toda su larga vida.

Riquelme tras el penalti
La siguiente temporada (2005-2006) iba a quedar marcada para siempre en los corazones de todos los seguidores del Villarreal y de media España. Si bien las cosas en liga no fueron del todo perfectas terminando en séptima posición, todos sufrimos con aquel fatídico penalti de Riquelme -o Román, como prefieran- en el último minuto que no permitió a un equipo tan modesto clasificarse para la final de la Champions. Habría sido algo histórico. Llegar hasta allí con esa plantilla, ya fue toda una hazaña. Y es que si recordamos la plantilla, en el 11 que se enfrentó a aquel equipo jugaba Barbosa en la portería -Hoy jugando con la UD Las Palmas-, con defensas lentos y veteranos como Venta, Peña o Álvarez y jugadores de la talla de Guille Franco o Josico, con un banquillo con gente como Guayre, un imberbe Cazorla o Héctor Font.

Riquelme (I) y Pellegrini (D)
Un año más tarde, los problemas internos del club iban a marcar una temporada que fue, más o menos, de transición. El 'caso Sorín' abrió la caja de los truenos. Un jugador que estaba dando sus últimas tardes de gloria al fútbol y que lo estaba haciendo a muy buen nivel se iba a quedar fuera de la plantilla por decisión propia del técnico chileno "A Sorín le he dicho que puede entrenar pero que no va a jugar", se defendía el técnico. Además, a Forlán el club se le quedaba pequeño y con Riquelme estalló un polvorín. El jugador argentino y el técnico chileno tuvieron sus más y sus menos y el banquillo se hizo el lugar habitual para Riquelme. 

Un año más tarde, el técnico ganó el pulso y Riquelme se fue cedido a Boca Juniors. "A usted le tenía que haber echado antes que a Sorín", frase que se le atribuye al técnico refiriéndose al argentino en un entrenamiento. Pellegrini tuvo que lidiar con las críticas de la afición ya que Riquelme, posiblemente, era el mejor jugador de la historia del equipo. Con Riquelme en el exilio, el Villarreal terminó subcampeón de liga y Riquelme perdió la batalla de todas todas. La afición ya era de Pellegrini.

"Riquelme se escapó, cuando él se fue a Boca Juniors en el Villarreal se quedaron una serie de jugadores que lo dieron todo por el club y por los técnicos. Y esos son los jugadores con los que contamos para este proyecto", fue la forma que tuvo el técnico para cerrar las puertas al argentino.

Con un prometedor Rossi, un Llorente en estado de gracia, una pareja de centrales de futuro como Godín y Gonzalo, el eterno Senna, las últimas tardes de gloria de Pirés, los fogonazos de Ibagaza y las apariciones de jugadores ya hechos como Bruno y Cazorla, el Villarreal juntó la mejor plantilla -por nombres- desde siempre y logró ser 5º en liga -se esperaba más- y volvió a caer contra el Arsenal de Wenger en Champions, aunque esta vez en los Cuartos de Final.

Ambicioso, el técnico fichó por el Real Madrid en una de las decisiones más difíciles de su carrera.

Pellegrini, presentado por Florentino Pérez
En la capital siempre fue mirado con lupa por la afición. Si bien el equipo jugaba bien al fútbol, el FC Barcelona hizo una temporada meteórica que le llevó a ser campeón de liga. Los de Pellegrini consiguieron el récord de puntos de toda la historia del club (96) -algo que Mourinho superó la temporada pasada- entre otros muchos, quedándose a sólo 5 goles de la cifra histórica del club de goles en liga (107).

Pero no se ganó la liga, en Champions el Olimpique de Lyon dio la campanada en Octavos de Final y en Copa se produjo un sorprendente Alcorconazo que dejó al equipo en la cuneta a las primeras de cambio. Demasiado para un equipo que había invertido en sólo dos temporadas 160 millones para fichar a Ronaldo y Kaka', y Pellegrini salió por la puerta de atrás, con más pena que gloria y sin dejar huella.

"En el Real Madrid no tenía ni voz ni voto", señaló al poco de marcharse. "No ganamos la Champions porque no había un plantel estructurado para ganarla y ahí estuvo mi principal discrepancia con Florentino", en alusión a las principales críticas por no llegar lejos en Europa. "Teníamos una diferencia de opinión respecto a la conformación del plantel. Vendió jugadores que yo estimaba importantes", dijo, refiriéndose a los holandeses Arjen Robben y Wesley Sneijder, entre otros.  

Tras unos meses sin trabajo, el Málaga le ofreció el puesto de entrenador con el objetivo de salvar a un equipo que se codeaba con los puestos de descenso. La temporada fue, al final, muy satisfactoria y el equipo terminó en mitad de tabla.

En la 2011-2012 llegaron Joaquín, Monreal, Cazorla, Isco o Toulalán entre otros. Jugadores que él había pedido para formar un conjunto de pequeñitos jugones como ya hizo con el Villarreal. Puso a chicos como Recio, Portillo o Juanmi de la cantera y sacó máximo provecho a Maresca, Camacho o Seba Fernández, cuando nadie daba un duro por ellos, terminando la temporada como 4º clasificado, llevando al club a la Champions League por primera vez en su historia.

Ayer, el Málaga dio a su afición la noche más placentera de su vida. Cuando nadie apostaba por los de Pellegrini pusieron al Porto FC contra las cuerdas, se supieron reponer a un resultado adverso en la ida -con gol ilegal incluido- y a un tanto mal anulado a Saviola para alcanzar el Olimpo de los 8 mejores equipos de Europa. En liga el equipo va en cuarta posición y su mayor problema sólo está en los despachos. El viernes conocerán su próximo rival para tumbar en la máxima competición europea, pero ahora sólo pueden soñar y dar gracias al ingeniero. Porque San Lorenzo y River arrasaron, porque el Villarreal pudo soñar y porque el Málaga está soñando. Y la culpa es, única y exclusivamente, de Pellegrini.

Pellegrini